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Ninfa, el milagro de los microcréditos en la Amazonía

Ninfa ha creado un espacio Gastronómico Cultural. Un centro de reunión donde partiendo de la comida intenta rescatar las tradiciones de su pueblo.

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Tiempo de lectura: 5'Actualizado 22:49

Hoy estamos encendiendo esta Linterna desde Bogotá. Aquí nos ha traído la Fundación Microfinanzas BBVA para demostrarnos como se puede transformar la vida y el entorno de aquellos que reciben una pequeña ayuda en forma de microcrédito. Durante los próximos minutos voy a presentarte a algunas personas, que gracias a que alguien creyó en ellos y les animó a emprender, han cambiado su destino.

Esta noche te voy a explicar como 150 euros pueden suponer tener una vida mejor. Te propongo un viaje increíble que comienza a bordo de un autobús y cuya primera parada nos lleva a la Puerta de la Amazonía.

A las afueras de la ciudad de Florencia, rodeados de verde y vegetación por todos lados, hay un grupo de casitas de ladrillo, muy humildes. En una de esas casas nos recibe nuestra anfitriona que nos da la bienvenida orgullosa por lo que ha conseguido...

“Soy Ninfa Herrera Domínguez del pueblo Muri Muina de la Amazonía colombiana. Les doy al bienvenida en mi lengua, bienvenidos a la Amazonía, El pulmón del mundo.” dice Ninfa

Esta mujer ha logrado sacar adelante un espacio Gastronómico Cultural. Un centro de reunión donde partiendo de la comida intenta rescatar las tradiciones de su pueblo. Todo comenzó gracias al programa EMPROPAZ – Emprendimientos Productivos Para la Paz -, un modelo de inclusión financiera impulsado por Bancamia, entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA., en alianza con USAID, que busca facilitar el acceso a productos y servicios financieros a la población rural excluida, además de darles formación gratuita. Sin este proyecto, Ninfa nunca hubiera podido salir adelante.

“Aquí estamos, ellos me apoyan en lo que más han podido, sacando este emprendimiento. No solamente es venir a comprarnos un pescado, si no conocer la cultura del amazonas, es fortalecer a las mujeres indígenas. Desde aquí se ha visto un proceso para que otros, a través del conocimiento y el saber, puedan tener una garantía económica y de supervivencia, porque también tenemos que aprender a trabajar. Aquí los hombres nos acompañan con su conocimiento, estamos en el mismo nivel. Aunque para la mujer indígena es difícil emprender en procesos como nos ha tocado. Yo he tenido muchas guerras políticas por defender ciertas posiciones, y porque con estos medios y en estas zonas los liderazgos son siempre de hombres. Esto a mi me ha fortalecido gracias al proceso con Bancamía porque la empresa realmente le cambia la vida a uno. Después de todo lo que me han apoyado, mi vida ha cambiado” Nos cuenta Ninfa.

Entre fogones Ninfa nos habla de su proyecto a la vez que nos descubre la gastronomía de su pueblo y nos cuenta qué vamos a comer: un pescado asado similar a la piraña con unos condimentos que podríamos calificar de “especiales”

“Vamos a hacer caldo de Pirarucú, con lo que llamamos Tucupí, que es salado. Y le vamos a añadir las hormigas, que tardan más en cocerse por que son muy duras, nos va a dar el matiz para esto.” “Son el condimento amazónico” dice una hija de Ninfa. “El mojojoi” es una larva, y en este caldo se come con todo.

Mientras esperamos a que se cocine el pescado Ninfa me cuenta su historia, una historia dura... en la que la violencia ha sido muy protagonista.. Nacida lejos de Florencia, en esta ciudad ha logrado echar raíces.

“Yo llegué 'muy sardina', muy joven” dice riéndose con Ángel. “Llegué en tiempos de guerra, tiempos muy difíciles. Las guerras fueron por el 96, pero llegué en el 82. Eran tiempos de guerra entre el estado y las guerrillas. Empezó con el M19, luego con las FARC, después con los paramilitarismos... perdimos dos hermanos, y vinimos con lo puesto. Yo llegué mucho antes que mi madre, yo estudiaba... Mi madre vino más tarde porque nos mataron a otro hermano que salió de las guerrillas, el quería seguir con su vida, tener una vida normal, pero no le dejaron, le mataron... Así vino mi madre, llegó con lo puesto y estuvimos prácticamente sobreviviendo aquí.”

Pero Ninfa no está sola. Sus hijas son parte fundamental de este proyecto. Su legado tiene que perdurar en el tiempo. “No nos podemos desligar de la tradición jamás. Porque eso nos ha dado lo que somos. Mis hijas también tienen que pasar la tradición porque nosotros trasnmitimos esa cultura de generación en generación.” comenta Ninfa.

Ingrid, Valeria y Alejandra son conscientes de la responsabilidad que tienen. Valeria es la mediana, tiene 22 años, y un desparpajo agotador. Es pura energía. Habla siempre con una sonrisa en la boca a pesar de que su condición de indígena y mujer le ha provocado algunos problemas.

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“Desde muy pequeña se que soy indígena, sufro violencia de mis compañeros en el colegio. Me tocó cambiarme de colegio por mostrar lo que soy. Pero siempre he dicho lo mismo con mi madre, yo sé de donde vengo, ellos no. Las personas que me critican o no respetan mi etnia y que se burlan de cierta forma son más ignorantes que yo. Vulgarmente me han llamado 'la india' por que nosotros somos indígenas, pero nunca me afecta, no lo siento. Hasta ahora se respeta más porque hemos luchado más. Pero eso se ha complicado más por el hecho de ser mujer, ha sido más discriminatorio.” Nos cuenta Ninfa.

Valeria está muy implicada en el Espacio Gastronómico y Cultural de Ninfa. Lleva las redes sociales y el marketing. Para ello tiene un aliado fundamental, Jhonatan Zendal es el asesor de Ninfa. Lleva varios años trabajando para Bancamia y sabe perfectamente como tiene que actuar con cada uno de sus clientes.

“Lo primero que hacemos es verificar la idea de negocio con el participante. Empezamos con un diagnóstico donde miramos el perfil de la persona y su perfil emprendedor. Después hay un filtro para identificar el potencial de emprendimiento del proyecto. A partir del diagnóstico, nosotros definimos una ruta de formación a medida, es decir, con características especificas de cada emprendedor, de cada participante. A partir de ahí diseñamos esa ruta y empezamos a formar.”

La formación es fundamental para este proyecto porque de lo que se trata es de que el emprendedor pueda funcionar solo.

“La intención del programa no es endeudarse con los participantes y asfixiarlos con deudas. Es un crédito a medida, es mirar el potencial que tiene el negocio y por eso durante el proceso de formación se hace un estudio de mercado con los participantes. En base a ese estudio de mercado se ve cual es el potencial de ventas que van a tener y no asfixiarlo con ese préstamo que sacan, digamos que un crédito puede ir desde 700.000 pesos a 25.000.000 pesos dependiendo de el negocio. El microcrédito sería de 150€, y así arrancan.” Relata Jhonatan.

Con tan solo 150 euros se puede arrancar un proyecto. Lo más curioso es que la mayoría de los emprendedores, como ocurre en casi todos los lugares del mundo, son mujeres. Ellas son las que sacan adelante a las familias y a las comunidades.

“A las convocatorias suelen acudir más mujeres que hombres, y en muchos casos las mujeres están más decididas a la hora de emprender y tienen una visión más clara de lo que quieren en la vida. Quizás porque culturalmente que han estado más relegadas a las tareas del hogar. En el emprendimiento ven una oportunidad para comenzar a empoderarse, también lo consideran como una oportunidad para hacerlo. Yo creo que un denominador común son las ganas de salir adelante, las ganas de luchar por sus hijos, de dejar una huella en su familia. En muchos casos, sobre todo en la parte rural, te fijas en los casos de violencia intrafamiliar que hace que la mujer se plante buscar una opción económica diferente para no depender de su marido, ese podría ser un factor fundamental.”

Y tras charlar con unos y con otros llega el momento de sentarnos a la mesa. Ninfa nos da las indicaciones necesarias para disfrutar de la comida.

“Coges el pescado y lo abres por aquí. ¿Os habéis lavado las manos no? Vale, entonces todo bien, lo comemos con las manos.”

Sin lugar a dudas es toda experiencia probar la comida amazónica: pirañas, hormigas, larvas... Sabores extraños para nosotros pero que para Ninfa y sus hijas representan una forma de vida puerta abierta al futuro... Valeria tiene claro que esto no ha hecho más que comenzar

“Estoy estudiando administración de empresas. En un futuro me veo con este restaurante, mejor organizado, llevándolo con mi familia. Para no estar nosotros simplemente, sino traer más mujeres, para que sepan lo importante que es fortalecer esa cultura y seguir adelante.”

Llega el momento de abandonar Florencia. Lo hacemos tras comprobar que dando una oportunidad a alguien y facilitándole un pequeño crédito su vida puede cambiar radicalmente

“Siempre fui feliz, a pesar de la guerra, porque soy yo. Independientemente de lo que pase alrededor, soy yo. Claro que las cuestiones externas influyen, pero soy feliz.” Dice Ninfa.

Dejamos el proyecto de Ninfa, abandonamos la Amazonía y nos preparamos para la siguiente parada de nuestro viaje.

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