

"No descartaría que, de aquí a unos meses y si avanzan las investigaciones judiciales, Puigdemont decida ofrecer sus votos a Feijoó para echar a Sánchez"
Jorge Bustos explica las intenciones de Junts cuando asegura en el Congreso que es "la hora del cambio"
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La incómoda verdad que hay que recordarle a este Gobierno es que no tiene mayoría para gobernar. Está ocupando el poder, está taponando la alternativa, está evitando que los ciudadanos se pronuncien en las urnas, pero nada de eso es gobernar un país. No era cierto que fueran más, como proclamó Pedro la noche electoral del 23 de julio de 2023. Pedro estaba eufórico porque incluía a Junts en la suma. Daba por hecho que luego lograría domesticar a Puigdemont poco a poco. Y con tal de atraerse su apoyo a la investidura, no dudó en reventar las costuras de la Constitución porque al prófugo de Waterloo le exigía una amnistía ilegal e inmoral a cambio de sus siete votos. Y Pedro lo hizo. Lo hizo con la inestimable colaboración de un operador político de partido metido a presidente del Constitucional llamado Cándido Conde Pumpido.
Pero aquello fue solo el peaje. Para salir investido. No suponía ningún compromiso de Puigdemont con la gobernabilidad. Por eso llevamos 3 años sin presupuestos y cada día está más claro que la legislatura morirá sin haber sido capaz de alumbrar unas nuevas cuentas para el país. Hace tiempo que Junts está incómodo en la mayoría de investidura. Se sienten estafados por las promesas de Pedro Sánchez, cosa lógica. Por otra parte, no haberlo investido cuando ya lo conocían, pero sobre todo están muy preocupados por el auge de Aliança Catalana, el partido ultra de Silvia Orriols, que está robando votos a Junts a manos llenas. Así que ayer la portavoz del partido de Pusdemon en el Congreso quiso dar un paso más.
La hora del cambio
Miriam Nogueras, con esa apariencia de mujer fatal que cultiva en las sesiones de control, pronunció la amenaza más nítida contra el poder de Pedro Sánchez que habíamos oído hasta la fecha en el hemiciclo. Cuidado, “la hora del cambio”. La verdad es que toda la intervención de Nogueras fue durísima, pero la expresión clave es esta, la hora del cambio. Además, se gustó pronunciándola. La paladeó despacio para comprobar el efecto y en cuanto la dijo, se levantó un murmullo que recorrió todas las bancadas, las socialistas y las populares.
Se miraban sus señorías como diciendo, "¿Hemos oído bien?, ¿ha dicho cambio?”. Porque las circunstancias actuales cambio solo puede significar una cosa, moción de censura. El mensaje estaba claro. Junts quiere hacer saber que sopesan, coquetean con la idea, barajan la posibilidad de sumar sus votos a los del PP y Vox para ejecutar una moción de censura instrumental que sirva para convocar elecciones. Ahora bien, ¿significa que realmente piensan hacerlo?, no tan rápido. Junts está atrapado en el dilema del prisionero y no tiene salida buena. Está claro que le va mal, permaneciendo anclado a un gobierno cada vez más impopular por los escándalos de corrupción y por problemas sin resolver como la vivienda y la inmigración irregular.
Pero si rompe definitivamente con el gobierno de Sánchez y apoya una moción de censura que acaba en elecciones, Aliança Catalana podría presentarse y robarle varios escaños a Junts. Es verdad que Silvia Orriols ha asegurado que no quiere competir en unas generales, que solo le interesa Cataluña, pero aquí juegan todos. Pedro no es el único que sabe cambiar de opinión. ¿Y cómo se vería en Cataluña que Puigdemont propiciara un gobierno del PP apoyado por Vox? Pues eso es tan complicado de venderle al votante independentista de la derecha catalana como el actual colaboracionismo con el gobierno de corrupción, que diría Yolanda Díaz, ¿verdad?
Por eso yo creo que el mensaje de Junts va más orientado a los propios votantes de Junts, que en estos momentos dudan si pasarse o no a Aliança Catalana. Por eso endurece tanto el discurso Miriam Nogueras, para retenerlos, pero de momento solo eso, discurso. Ahora bien, que descarten ir ya a una moción de censura no significa que vayan a colaborar lo más mínimo con este gobierno. Que se olvide Moncloa de aprobar ninguna ley o decreto que necesite los siete votos de Junts. O sea, que se olvide Pedro de ganar ninguna votación importante en lo que queda de mandato. Y yo tampoco descartaría del todo que de aquí a unos pocos meses, si avanza las investigaciones judiciales y saltan nuevos escándalos, Puigdemont decida efectivamente ofrecer sus votos a Feijoó para echar a Sánchez, pero ya veremos.
Mertxe Aizpurúa y el fascismo
Y si Junts huye del barco de Pedro, quien está cada vez más cómodo en él es Bildu. Ayer la portavoz de ese partido que todavía no ha condenado el terror etarra. Se permitió hablar así en la sede de la soberanía española: “Por eso le pedimos, al igual que lo hacemos en nuestros gobiernos, que tomen las medidas que ya están en sus manos, que apliquen la ley de memoria democrática e impidan este tipo de actos de exaltación fascista, que actúen contra los discursos de odio, contra señalamientos y amenazas racistas, homófobas y machistas que en ello se producen”.
Si te sangran los oídos al oír las lecciones que pretende dar esta sujeta, condenada por enaltecimiento del terrorismo etarra, no te preocupes. Eso significa que eres un demócrata y que tienes memoria. ¿Desde cuándo la tipa que jaleaba la llamada lucha armada viene años después a denunciar discursos de odio y señalamientos y amenazas racistas? Pero si señalar y amenazar era exactamente su trabajo. Pero si eras tú, Aizpurúa, la que señalaba posibles víctimas en tu periódico para facilitarle el trabajo a ETA. Pero si el único racismo sistemático que hemos sufrido en España es el que ha expulsado a decenas de miles de vascos de su tierra por odio al maqueto.
Mira, la palabra fascismo ha sido tan manoseada, tan banalizada, que hay que volver a explicar su significado original. El fascismo, técnicamente, filosóficamente, es el proceso de construcción de una patria a través de la violencia. Eso es el fascismo. Y eso exactamente es lo que practicaron ETA y Batasuna durante medio siglo. Así que los únicos fascistas realmente existentes aquí han sido y siguen siendo los de Bildu, pero a Otegi y a su banda ya los conocemos y no hemos esperado nunca nada de ellos. Lo triste es tener un presidente del gobierno español que se ha convertido en el aliado más fiable de esa gente y que no solo no fue capaz de contestar ayer lo que debía a esa señora, en memoria al menos de los socialistas asesinados, sino que le prometió seguir luchando juntos contra un dictador muerto hace 50 años. Lo que sentimos lo resumió en dos palabras la portavoz del PP, Ester Muñoz: “qué asco”.