El análisis de la actualidad de Santi González en 'Herrera en COPE'.

Hay días en que la página de sucesos se abre paso entre las rendijas de la política y nos pone ante los ojos tragedias mínimas, pero incomparables: es un niño de dos años que cae en un pozo de dimensiones improbables: 25 centímetros de diámetro y 100 metros de profundidad en Totalán, provincia de Málaga. Cómo no conmoverse con el relato sobre la mujer de 38 años, cajera de un supermercado en un pueblo de Toledo y madre de tres hijos que nunca había viajado fuera de España y a quien su marido quiso sorprender con un viaje a París, los dos solos. Y allí, en el hotel en que se alojaban fue sorprendida por una explosión de gas en una panadería que le causó la muerte.

Dos tragedias debidas al azar que hemos conocido en el mismo día.  

Hay más casos, aunque en ellos ya no tiene que ver nada el azar, sino la mano del hombre en una estadística negra que nos envuelve: Una mujer de 47 años ha sido asesinada a cuchilladas por su marido, un alemán de 50 años, que hirió a su hijo adolescente cuando trataba de defender a su madre. Es el segundo caso de violencia machista que se cobra una vida en lo que llevamos de año, aunque no es improbable que haya un tercero, el de la joven paraguaya desaparecida en Canarias y cuyo marido ha sido detenido por la Guardia Civil.

“No es infierno, es la calle./ No es la muerte, es la tienda de frutas” escribió Pablo Neruda. Es el soplo brutal de la vida cotidiana que nos golpea mientras la asombrosa banalidad de Pedro Sánchez se abre camino  en los titulares de la prensa.