Arantxa Pisón, psicóloga: "La cultura de la pereza, aunque parezca moderna, en el fondo es una forma de involución; estamos creyendo que escogemos comodidad, pero estamos eligiendo no elegir"

El consumo de platos listos para comer se dispara un 50% en solo tres años, un fenómeno que revela una sociedad cansada que busca la comodidad por encima de todo

Redacción Herrera en COPE

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En el programa 'Herrera en COPE',  Alberto Herrera y Mar Amate han analizado un fenómeno creciente que refleja un cambio profundo en los hábitos de la sociedad española. España consume ya más de 700 millones de kilos de platos preparados al año, lo que supone un aumento de un 50% más que hace solo tres años

Este dato destapa la consolidación de la llamada 'cultura del atajo', una tendencia impulsada por la falta de tiempo y el agotamiento generalizado.

La dictadura del "no tengo tiempo"

El debate, como ha planteado Amate en antena, ya no es "por qué somos tan vagos", sino "por qué estamos tan cansados", una pregunta que resuena en una sociedad donde la frase "no tengo tiempo" se ha vuelto tan común como un saludo. Este sentir general justifica atajos antes impensables, como comprar huevos ya cocidos y pelados —anécdota de una amiga de la propia comunicadora—, judías verdes de bote o garbanzos ya cocidos, un recurso que el mismo Herrera ha admitido utilizar.

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Imagen de recurso

Decidir cansa, no decidir "apaga"

La ciencia ofrece una explicación a este agotamiento colectivo. Según los neurocientíficos, tomamos cerca de 35.000 decisiones diarias, un esfuerzo que consume glucosa mental y nos deja exhaustos. La psicóloga Arantxa Pisón ha explicado en el programa este dilema moderno: "Cada día tomamos miles de decisiones, algunas pequeñas [...], pero todas nos van desgastando. Nuestro cerebro, cuando se siente cansado, siempre va a buscar lo fácil, lo automático".

Esta búsqueda de simplicidad, según Pisón, esconde una renuncia: "estamos creyendo que escogemos comodidad, pero estamos eligiendo no elegir". Esta frase resume la esencia del problema.

Estamos creyendo que escogemos comodidad, pero estamos eligiendo no elegir"

Arantxa Pisón

Psicóloga

La experta advierte que esta tendencia puede tener consecuencias más profundas. Al dejar de tomar decisiones, como la de cocinar, entramos en un "modo casi primitivo" que nos aleja del pensamiento crítico y la creatividad. "Para mí, esta cultura de la pereza, aunque parezca moderna, en el fondo es una forma de involución", ha señalado Pisón, concluyendo con una sentencia clara: "Decidir cansa, pero no decidir nos apaga".

Comodidad, 'self-care' y microlujos

Lo que antes se consideraba pereza ahora se enmarca en el concepto de 'self-care' o autocuidado. La comodidad ha dejado de ser un capricho para convertirse en una "necesidad emocional" para muchos. De hecho, el 95% de los consumidores españoles incluye algún producto listo para comer en su cesta de la compra. Sin embargo, la línea entre lo aceptable y lo excesivo es difusa, como planteaba Amate: "comprarme una crema de calabaza ya hecha está bien, pero comprarme una manzana pelada está mal".

Crema de calabaza

Un filósofo consultado por el programa atribuye el fenómeno a que "o estamos trabajando [...] o estamos en tiempo de ocio, que también lo hemos profesionalizado". Esta dinámica deja poco espacio para los "tiempos intermedios" como la cocina, provocando que se olvide su valor como "ritual esencial alrededor del cual se construyen los hogares", en palabras del experto.

Estos atajos se han convertido también en microlujos cotidianos. Testimonios de oyentes revelan la compra de ajo picado, bases de ensaladilla, huevos cocidos o codillo asado para ahorrarse tiempo. Este mercado, que crece un 5% cada año, confirma que es una realidad asentada que va desde no querer picar un ajo a disfrutar de un plato elaborado sin pasar horas en la cocina.

Finalmente, la conversación ha girado hacia la cultura y el valor perdido de la cocina. Amate ha recordado con nostalgia a sus padres cocinando migas juntos, un acto que era más un ritual compartido que una simple tarea. En contraste, Herrera ha defendido que cocinar por placer para los demás, como él hace los domingos, también es "tiempo bien invertido", una forma de dar y recibir afecto que choca con la velocidad de una vida que, como ha concluido Mar Amate, "nos aboca a consumir productos que ya nos los hacen".

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

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