“Sin el Archivo Histórico Nacional la sociedad estaría amnésica”

El director de la institución ha estado en Fin de Semana con Cristina para contar la riqueza cultural que almacenan en sus dependencias

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Juan Ramón Romero, director del Archivo Histórico Nacional, en Fin de Semana

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

En la época de internet acceder a cualquier dato es muy cercano y fácil. El papel ha sido el sostén ha sido la forma de sostener la historia hasta hace muy poco, por eso para un país es muy importante su archivo, el Archivo Nacional, donde hay cosas inauditas.

En el caso de España tenemos la donación de propiedades que realizó Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid) a un monasterio o el documento por el que Miguel de Cervantes pidió la concesión para publicar 'El Quijote'. Todo esto se conserva en el Archivo Histórico Nacional, que nació en 1866, hace 153 años, por orden de Isabel II. Sobre esto hablamos con su director, Juan Ramón Romero, quien explica que, si hipotéticamente se quemase, “tendríamos lagunas de memoria, la sociedad española estaría parcialmente amnésica”.

Un dato sorprendente es que “en el Archivo Histórico Nacional no se sabe cuántos documentos hay, se mide por kilómetros de estanterías. En archivos tenemos una unidad de medida básica que son los km de estanterías ocupadas, y en el nuestro tenemos 45 km de estantería con una documentación extraordinaria y no solo historia nacional sino mundial, sin contar con la colección de pergaminos medievales, que se acerca a 125.000 o 130.000 unidades”.

Y no les caben, explica, “y no es un problema nuestro sino de la sociedad española, que tiene un problema en su sistema de archivaje de la Administración General del Estado y de los órganos superiores del Poder Judicial porque el AHN es el archivo definitivo histórico de la Admon. Gral. del Estado. Si tú tienes ese archivo saturado, como es el caso, hay otro archivo intermedio para documentación más administrativa que está en Alcalá de Henares, también lleno y saturado, y los archivos de los ministerios están llenos y saturados. ¿Qué sucede? Que entramos en riesgo de conservar la memoria documentada más reciente a nosotros”.

“Esto depende del Ministerio de Cultura y con los escasos presupuestos de Cultura esto no se puede abordar”, concreta el director del AHN, “el sistema de archivos está gestionado desde Cultura pero en realidad es una responsabilidad interadministrativa”.

Otra cosa sorprendente es que es capaz de distinguir de qué siglo son los documentos y archivos por el olor que desprenden: “Todos los profesionales que trabajamos en archivo conocemos la historia de los soportes y de los formatos, y cuando estás en el Siglo XIX lo identificas perfectamente, ese olor a acidez y papel de celulosa que ha envejecido, está amarillento y destila un olor muy particular”.

Romero es, además, muy crítico con el papel que se hace ahora: “Es de mucha peor calidad, desde luego, garantizo que el pergamino más antiguo que tenemos, del año 696, va a subsistir otros 1.000 años, y dudo mucho de que cualquier papel salido de una impresora hace dos días o cualquier convenio firmado con la UE sobreviva 150 años”.

Entre tantas joyas del archivo, él tiene claro cuál es su favorita: la donación de propiedades del Cid, a quien califica de “personaje histórico”: “Es legendario y está enterrado en la Catedral de Burgos, existió, que nadie lo dude. Hay unos 20 o 22 documentos que acreditan que existió. El que tenemos nosotros es muy particular porque dice 'con mi mujer Jimena', así que ella también existió”.

Ahora bien, la joya de la corona es de Miguel de Cervantes: “El documento por el que pide la publicación de la obra. En 1604 era necesaria una autorización para imprimir”.

Imaginemos que hay una catástrofe como la que ocurió en Notre Dame, eso nos hace pensar en mejorar las medidas de seguridad para que este tesoro de la identidad de España esté a salvo, y lo explica: “Los archivos, bibliotecas y museos tienen planes de salvaguarda pero estamos trabajando en ellos. El último gran centro que se quemó en España, de estas características, fue el Archivo General Central de Alcalá de Henares, el 11 de agosto de 1939. En cuatro horas se volatilizó a pesar de haber soportado la Guerra Civil”.

Por fortuna, todo este conocimiento está al alcance de cualquier ciudadano: “Los ciudadanos europeos, españoles y del mundo, en cuestión de 5 o 10 minutos con su DNI o pasaporte pueden estar sentados en la sala recibiendo documentación que no sea de gran valor, para esa tenemos magníficas reproducciones facsímiles porque también pueden consultarlo virtualmente en internet. Por supuesto también se pueden buscar documentos familiares”.

Eso sí, para ayudar a la correcta preservación de los documentos se están digitalizando constantemente: “Tenemos 13 millones de imágenes, en términos reales es un porcentaje mínimo del conjunto del Archivo Histórico Nacional, España tiene uno de los patrimonios documentales más extensos del mundo. Es cierto que España es pionera en digitalización de documentos, en el año 92 iniciamos los primeros proyectos de digitalizado y seguimos haciéndolo”.

“Es vuestro templo de identidad, es un archivo de todos y para todos y es un sitio donde guardamos verdad, memoria, identidad, libertad y democracia de la sociedad española”, finaliza orgulloso Juan Ramón.

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