Octavo susurro. María, ve y diles…
Dice el Evangelio que Jesús «los amó hasta el extremo». Esto quiere decir que, al entregar su vida, Jesús, les vino a confirmar que nunca morirían para Él. Tampoco nosotros. El Dios que resucita nos regala la Vida Eterna, el Cielo, el Paraíso, o como queramos llamarlo. Ningún mérito nuestro sería capaz de conquistar ese destino. Accede a contenidos adicionales en: cope.es/susurros