Casi quince años le ha llevado a Emilio La Parra, catedrático de la Universidad de Alicante, recopilar documentación para su libro ‘Fernando VII, un Rey deseado y detestado’. Una “minuciosa crónica”, asegura Javier Redondo, del período de este personaje histórico y un “retrato psicológico” del monarca y que ha sido galardonado con el XXX Premio Comillas de Historia.

Un libro que versa sobre la figura de este monarca que, según explica el autor, “marca los dos siglos próximos de España”. Cree que “si Fernando VII no hubiese practicado ese sistema de represión” que lo caracterizó “España hubiera podido mostrar un camino similar al de la Francia de la Restauración”.

Hijo de Carlos IV, Fernando VII reinó por primera vez en 1808 y también entre 1814 y hasta su muerte en 1833. El profesor lo califica como un tirano, pues, dice, fue “un Rey absoluto, trató de imponer su voluntad en todo momento”. A pesar de orquestar dos golpes de Estado contra su propio padre, fue uno de los monarcas más queridos por el pueblo español. “Es el único punto fuerte de Fernando VII, la creencia hacia él de la población”, cuenta Emilio.

"Es el único punto fuerte de Fernando VII, la creencia hacia él de la población"

Aunque para los ciudadanos españoles fue un Rey muy querido, Fernando VII fue “deseado” cuando era Príncipe de Asturias, en 1806 “cuando entra en crisis el sistema de Carlos IV con Godoy”. Sin embargo, a partir de 1814, “los liberales comienzan a detestarlo”. Aunque Emilio no es partidario de emplear la palabra “populista”, considera que “en gran medida” lo era, pues “tenía tendencia a la campechanía y participaba en diversiones populares con asiduidad”. “No se perdía una corrida de toros, estaba al lado de la población”, cuenta el catedrático.

El peculiar monarca rechazó “de plano” cualquier vía constitucional en el poder y esa fue su lucha cuando reinó en su segunda etapa en 1814. Su objetivo siempre fue acabar con la Constitución de 1812 que el Rey calificó de republicana porque reducía atribuciones al monarca. A partir de esa época fue “muy denigrado en el exterior y muy mal visto en Europa”, ha contado Emilio La Parra.