La crisis interna del PSOE no tendría sentido si olvidáramos el motivo inmediato por el que se produjo la renuncia de Pedro Sanchez. La reconstrucción del partido pasa por una apuesta sensata a la hora de facilitar un gobierno estable que fortalezca el pacto constitucional y sostenga la recuperación económica. El PSOE puede y debe encontrar un discurso claro y convincente que explique a sus afiliados y votantes las razones de esta decisión tras el enroque de Sánchez.En la política no existen fórmulas mágicas, sino decisiones prudentes y adecuadas a las exigencias del momento. Las dificultades del sistema de bienestar, el desafío secesionista en Cataluña, la construcción europea y la lucha contra el terrorismo, son suficientes motivos para cerrar el paso al populismo e impedir la quiebra del sistema constitucional.Parece que el presidente de la gestora, Javier Fernández, está enfocando al partido en la dirección adecuada. Aun así, aparecerán tensiones y voces discordantes ancladas en esquemas ideológicos sectarios. El PSOE necesita tiempo, pero a la sociedad española le va quedando cada vez menos. De la altura de miras de los socialistas depende que España no tenga que pasar por unas terceras elecciones, que por cierto, no parece que les fueran a resultar favorables.