El actor Raúl Arévalo, que protagoniza "Nerón" en el Festival de Mérida, afirma que al meterse en la piel del emperador se ha dado cuenta de que la naturaleza humana no ha cambiado desde entonces, porque, al igual que en aquella época, en la actualidad hay "muchos políticos muy frikis".

En una entrevista a Efe, Arévalo (Móstoles, Madrid, 1979) asegura que "acojona un poco" que, mientras en el Teatro Romano de Mérida se cuenta esta historia, que ocurrió en el año 64, el presidente de la primera potencia mundial sea "el tío extravagante de los 'reality shows', que salía en 'Pressing Catch' y contaba chistes en programas".

Según el actor, desde fuera "podría ser hasta gracioso", pero "no tiene ninguna gracia" que Donald Trump sea el presidente de los Estados Unidos.

En este punto, añade que con esta obra se ha dado cuenta de que el ser humano ha evolucionado en otros aspectos, pero la naturaleza humana "no ha cambiado tanto".

Sobre la obra, dice que "Nerón" es "una tragedia con muchos puntos de comedia", porque toda la primera parte de la obra, en los momentos previos al incendio de Roma, tienen más de comedia que de drama. Esta ambigüedad "se agradece como actor", apunta Arévalo, quien espera que también la disfrute el público de Mérida.

Para preparar su personaje en esta obra, donde comparte elenco con Itziar Miranda, José Manuel Seda y Diana Palazón, entre otros, Raúl Arévalo se ha movido "desde la intuición", explica.

El de Móstoles recuerda que son muchas las versiones de Nerón que se han escrito a lo largo de la historia, pero asevera que él ha intentado defender la que ha escrito Eduardo Galán.

Así, detalla que ha intentado entender a ese Nerón como ser humano y defender el personaje "sin caer en el estereotipo del loco sanguinario que toca la lira mientras ve de arder Roma", aunque reconoce que "todo eso también está en la obra".

Arévalo se muestra confiado con su propuesta, pero matiza que todavía no sabe si lo ha conseguido, porque "no lo ha visto nadie" de su círculo.

El intérprete se estrena con esta obra en el Teatro Romano de Mérida, lo que es "un sueño cumplido como actor". "Tengo nervios pero mucha ilusión y ganas de disfrutarlo", asevera el actor que, al tener familia en Mérida, viaja dos o tres veces al año a la capital extremeña.

En este sentido, admite que, siempre que ha pasado por el monumento emeritense, ya sea a visitarlo o a ver una función del festival, ha pensado: "Cómo me gustaría estar en ese escenario".

Una vez que culmine su paso por Mérida, se encuentra a la espera de rodar algunas películas y, además, está trabajando en el guión de la que será su segunda película como director, tras el éxito que cosechó con su ópera prima, "Tarde para la ira".