Alberto Amarilla encabeza el elenco de actores de "Hipólito", la obra que cierra el Festival de Mérida y que aborda el empoderamiento de lo femenino, un tema que, a su juicio, actualmente se trata "con mucha condescendencia y maniqueismo".

En una entrevista con Efe, Amarilla (Cáceres, 1980) asegura que, en la actualidad, se intenta hacer un discurso "moralmente aceptable o políticamente correcto".

En la versión de la obra de Eurípides que estrena en Mérida, la lectura feminista se da "de una manera natural" y no hace falta el discurso porque "el personaje realmente llega a ese lugar", apunta.

El cacereño asegura que, por la moral del siglo XXI, "parece que para empoderar a un personaje hay que atontar al otro" pero en esta obra la mujer sale empoderada porque el hombre también está empoderado. Se ha tratado de aunar lo masculino y lo femenino, pero "sin ser complaciente con nada ni con nadie", añade.

Según Amarilla, "Hipólito" es una tragedia por el coro, porque el crimen que supuestamente ha cometido éste se hace público y mancha su honorabilidad.

Esto, dice, es algo que "hoy en día ocurre con mucha facilidad en las redes sociales".

En "Hipólito", Amarilla encabeza a un elenco extremeño casi en su totalidad, formado por Camila Almeda, José Antonio Lucía, Cristina Gallego, Amelia David, Mamen Godoy, Rubén Lanchazo, Javier Uriarte, Estefanía Ramírez, Raquel Bravo, Rüll Delgado, Guadalupe Fernández y Sara Jiménez.

Sobre su personaje, el actor asegura que es muy complejo, contradictorio y muy contemporáneo. Hipólito, que no ha conocido a su madre, "intenta ser perfecto para ganarse el amor de su padre y esta perfección la busca a través de un dogma: la castidad", afirma.

Es un ser nada complaciente que "puede caer incluso mal, porque dice cosas misóginas", pero es "tan puro y honesto que es capaz de pasar por encima de sí mismo y su dogma para encontrar la verdad", añade.

Así, reconoce que hay personajes históricos que le recuerdan a él, como el escritor japonés Yukio Mishima, que "era capaz de mostrar una sensibilidad brutal, pero también una rigidez muy grande e ideas neofascistas",o el mismo Che Guevara, que "confunde el mapa con el territorio y pasa por encima de personas por querer ser puro".

Con esta obra será la segunda vez que el de Cáceres actúe en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, en el que ya participó, en su edición del año 2011, con la obra "Antígona".

Amarilla asevera que ha cambiado desde aquel año y hay una parte de él que se siente "más sólida", pero "el hormigueo en la barriga no se va y las ganas de venir tampoco cambian".

Después de "Hipólito", Amarilla se centrará en la obra "Galáctico" que trata sobre el Real Madrid de fútbol y que aúna sus dos pasiones. "Soy futbolero, no soy perfecto" reconoce entre risas.