Muchas familias se han preguntado, al llegar la temporada de verano, que hacer con los niños mientras ellos siguen trabajando. Alguna de las opciones más habituales son, dejar a los niños en casa de los abuelos, contratar una asistente para que se quede con ellos en su casa o llevar a los niños a un campamento de verano.

Esta última es una de la principales alternativas, permite al niño conocer otros espacios y a otros compañeros con los que aprender mientras se divierten jugando y realizando muchas actividades. La realidad es que los campamentos es una opción perfecta para que los niños aprendan aspectos de la vida como el compañerismo y la amistad. Pero, ¿cómo reaccionar si existe un problema con nuestro hijo en su campamento?.

La responsabilidad de todo lo que les pase a nuestros hijos es de la dirección del campamento, responden ante todo lo que les ocurra tanto en el recinto como en los espacios donde realicen actividades externas. En caso de algún tipo de problema, la solución se negociar a través de un comunicado entre ambas partes o, en el caso más extremo, a través de una demanda en el juzgado.

Pero si el imprevisto sucede en un lugar público, existe un vacío legal y no hay una regulación para todo el territorio, dependerá del tipo de actividad y de la comunidad autónoma donde se realice. Lo más importante es que el número de monitores sea el adecuado para el número de niños y las actividades que se realicen.