Un psicólogo infantil explica cómo hablar con los niños de pérdidas, enfermedades o crisis
Javier De Haro da pautas e indica la importancia de que los hijos sepan la realidad de una forma correcta
Murcia - Publicado el
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Comunicar malas noticias a los niños es uno de los mayores retos para madres, padres y educadores. Desde una enfermedad grave, una separación o incluso la muerte de un ser querido, saber cómo abordarlo puede marcar la diferencia en su desarrollo emocional. El psicólogo Javier De Haro, con más de quince años de experiencia en su espacio 'Te Ayudo a educar', nos ofrece claves prácticas para enfrentarnos a este momento con sensibilidad, claridad y responsabilidad.
“Es muy complicado y además es algo relativamente normal porque lo hacemos con nuestras mejores intenciones, queremos protegerles. Pero también tenemos que pensar que de esa forma al final no les protegemos, porque las desgracias son cosas que están ahí y tarde o temprano, lamentablemente, tendremos que gestionarlas.”
Obviamente hay que estar preparados y elegir un buen momento. “Saber comunicar esto es como primeros auxilios: son cositas que tienes que saber porque lamentablemente en algún momento vas a tener que necesitarlo.”
Educador y psicólogo
Hay que estar para acompañarles tras comunicarles la mala noticia. “Es muy importante que cuando les podamos comunicar las cosas, intentemos que sea en un espacio donde tengamos tiempo y que los días siguientes podamos estar con ellos. Si le cuento algo muy duro a mi hijo y al día siguiente me tengo que ir, le puedo generar más tensión.”
Los niños captan el ambiente emocional, por lo que mentir no debería ser una opción. “Tenemos que descartar el no decirles nada, porque ya les estamos comunicando con nuestra tensión, con nuestras emociones, y al final eso es peor. Se hacen una película.”
La forma en que se transmite la información es tan importante como el contenido. Javier propone un lenguaje claro, adaptado no solo a la edad, sino también al momento emocional del niño: "Hay que evitar detalles gráficos y usar un lenguaje muy claro y cercano. Hay que eliminar toda la incertidumbre. Si todavía no tenemos toda la información es mejor esperar".
Ofrece a quienes pasan por ese momento un consejo valioso. “Deja siempre un espacio abierto para que tu hijo pueda volver a hablar contigo. Dile: ‘cualquier pregunta, cualquier cosa, aquí me tienes’. Y si él no pregunta, tú también debes acercarte: ‘¿Quieres saber algo?’.”
Un padre con su hija
Incluso los bebés perciben cambios en el entorno familiar en el que viven. Hay que comunicarles la noticia intentando siempre que no cambie nada de forma drástica de un momento para otro.
“Cuando son pequeñitos, intentemos evitar cambios en la rutina. A partir de los tres, cuatro o cinco años ya se enteran más. Hay que enfocarlo todo en lo que sabemos, en lo que él puede hacer para ayudar y en lo que le pueda dar esperanza.”
Aconseja dar un rol activo a los niños para que se sientan útiles. “Imagínate que tengo que ir al hospital a ver a mi mujer, le digo: ‘a mamá le gusta leer, elige un par de cositas que le llevemos’. Parece una tontería, pero le da un papel.”
señales de que algo no va bien
Hay veces que los niños no verbalizan lo que sienten, pero su cuerpo y conducta lo hacen y hay que estar atentos a las señales que muestran que algo no va bien para poder ayudarles a superar la situación.
“Indicadores como problemas de sueño, irritabilidad, somatización (dolor de estómago), cambios de humor o de conducta... Todo eso es un termómetro emocional al que hay que estar muy atentos".
Las rutinas son muy importantes para el bienestar de los pequeños de la casa. “Está demostrado que cuando rompemos mucho esa estabilidad y no les implicamos, es cuando más manifiestan malestar. Reforzar la idea de equipo, de que todos nos cuidamos, es fundamental.”
Por último, Javier subraya algo que muchos padres olvidan: también ellos necesitan apoyo. "En estos momentos, el que tú te cuides es fundamental para cuidar de ellos. Si necesitas llorar, hablar, canalizar la tensión, hazlo. Si hay que dejar un rato a los niños con los abuelos se hace y no pasa nada", advierte De Haro.
Hablar con los niños sobre una enfermedad, pérdida o situación traumática no es tarea fácil. Pero con empatía, claridad y presencia emocional, es posible ayudarles a comprender, gestionar y sanar.
“Nuestros hijos nos sorprenden. Si les damos amor, espacio y claridad, pueden afrontar muchas más cosas de las que creemos.”