El FRAVA asesinó a Jesús Argudo el 2 de mayo de 1980. Fue un grupo terrorista, Frente Revolucionario Antifascista Vasco Aragonés, al que no se había investigado nada, pero sí que tenía reconocidos cuatro atentados, entre ellos la muerte de Jesús.

La tarde del 2 de mayo de ese año, tres jóvenes encapuchados y armados entraron en la sede de General Motors, empresa norteamericana recién instalada en Zaragoza. Subieron a la séptima planta y mientras dos de ellos encañonaban a varios dirigentes de la factoría, el tercero, sin mediar palabra, se dirigió al vigilante jurado y le disparó un tiro en la parte izquierda del cuello, causándole la muerte. Acto seguido, los agresores se fugaron.

“Aquel día fue muy muy duro. Tuve que llevar yo mismo las sábanas para amortajar a mi padre” cuenta en esta entrevista uno de los hijos de Jesús. “A parte de la muerte, el que te comuniquen que el asesinato ha sido fruto de un ajuste de cuentas fue un mazazo terrible”.

Esto hizo que la familia de Jesús se sintiera abandonada desde el primer momento. “Ni un telegrama, ni una sola autoridad se acercó a nosotros, nada. La soledad fue inmensa”.

Jesús Argudo hijo nunca creyó aquella conclusión policial. “Como se trataba de una gran empresa que iba a crear 20.000 puestos de trabajo en Zaragoza, no se podía relacionar el asesinato de mi padre con el terrorismo”. Sobre el asesinato de Jesús Argudo desapareció toda la información y el hilo del que comenzó a tirar su hijo fue un libro en el que se recogían unas declaraciones de Juan José Rosón el 8 de mayo de 1980, en el Congreso, en las que afirmaba que el FRAVA había reaparecido en Zaragoza. Esta afirmación y el tesón de Jesús Argudo hijo, han hecho posible que la Audiencia Nacional reabra el caso para investigarlo. “Tengo derecho a saber la verdad. Quiero que se sepa quienes fueron los asesinos de mi padre. Que sigan haciendo su vida, pero que se sepa”.