Los ertzainas que investigaron la presunta estafa arqueológica de Iruña-Veleia que adelantaba el origen del euskera y el cristianismo creen que en el yacimiento alavés se cometió “la mayor falsificación” sobre material arqueológico romano. No tienen duda sobre la autoría de tal manipulación, señalan, según “todos indicios y sospechas razonables”, al exdirector del yacimiento Eliseo Gil, a su colaborador Óscar Escribano y al físico Rubén Cerdán. La Fiscalía pide para los dos primeros 5 años y medio de cárcel, mientras que el tercero llegó a un acuerdo en el inicio del juicio y aceptó un año de cárcel tras admitir que había hecho a modo de "broma" una inscripción en una pieza.

Motivación del delito

Hoy ha declarado un ertzaina del equipo que investigó el caso a petición del juzgado y ha constatado “una concatenación de perplejidades, irregularidades, anomalías e indicios de criminalidad de todo tipo”. El agente concluye que se trató de “una maniobra orquestada por varias personas” y ha explicado que los 466 grafitos falsos “provienen de daños graves e irreparables sobre piezas romanas auténticas”. Preguntado por el abogado de Gil por los posibles motivos de un delito así, el ertzaina ha respondido que de manera “objetiva” este fue “presionado por el patrocinador” de la excavación -que era Euskotren- para obtener resultados.

Garantizada la custodia

El policía ha garantizado la correcta custodia de las piezas -que ha sido puesta en cuestión por las defensas y utilizado como argumento para pedir la nulidad del proceso- desde que en noviembre de 2011 la Ertzaintza asumió esta tarea y ha asegurado que no hubo “ninguna fisura en la cadena de custodia” anterior por parte de la Diputación Foral de Álava, que actúa como acusación particular y pide 7 años y 6 meses para Gil y 3 años y 9 meses para Cerdán.