El día que el Madrid eligió quedarse sin mediocentro

El Real Madrid tuvo a Zubimendi a un gesto de distancia y no lo dio. Mientras el Arsenal disfruta hoy de un mediocentro que ordena, corrige y hace mejor a todo el que le rodea, en Valdebebas siguen buscando la pieza que dé sentido al equipo. Algunas decisiones duelen por lo que cuestan; esta, sobre todo, por lo evidente que era evitarla.

Cordon Press

Martin Zubimendi, durante un partido con la camiseta del Arsenal esta temporada.

Marco Antonio Sande

San Sebastián - Publicado el

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Hay errores que se entienden al cabo de los años y otros que duelen desde el primer mes. El del Real Madrid con Martín Zubimendi pertenece a la segunda categoría. La oportunidad estaba ahí, el jugador esperaba una llamada definitiva que nunca llegó y el Arsenal, que sí reconoció el momento, se llevó al mediocentro que hoy encaja en Londres con la naturalidad de quien parece haber nacido para ese juego. En Valdebebas, mientras tanto, se sigue buscando un punto de apoyo que dé sentido a todo el sistema. 

Un margen que el Arsenal aprovechó

La operación con el club inglés venía avanzando desde hacía tiempo, pero el entorno de Zubimendi abrió una pequeña ventana por si el Madrid decidía entrar. No había que hacer malabares, solo tomar la decisión. No hubo movimiento. No hubo convicción. Ese vacío permitió que el Arsenal cerrara a un futbolista que combina orden, pausa, lectura y personalidad, exactamente lo que la Real Sociedad llevaba años puliendo y lo que la Selección ya había empezado a disfrutar.

Real Sociedad

Zubimendi sonríe durante una sesión de trabajo en Zubieta

El jugador que te hace mejor sin pedir nada

Lo que está mostrando en Londres no sorprende: primer pase limpio, capacidad para girar presiones, equilibrio en los tramos turbulentos y una lectura del juego que facilita que los demás ocupen zonas más determinantes. Zubimendi te permite correr más arriba porque él piensa más atrás. Esa mezcla de recuperación, criterio y llegada puntual es justo lo que el Madrid intenta reconstruir tras el adiós de Kroos, pero sin una pieza central que sostenga el plan. El contraste salta a la vista: donde Zubimendi ordena, el Madrid improvisa.

El error que ya venía avisando

No es un fallo aislado. Es la repetición de un patrón. Con Rodri pasó algo parecido: prudencias mal enfocadas, dudas injustificadas y la sensación de que, en el Madrid, lo cercano siempre necesita más explicaciones que lo que llega con etiqueta extranjera. La herida de Illarramendi sigue condicionando decisiones que nada tienen que ver con él, y esa sombra —injusta pero real— ha provocado que un talento hecho para mandar en grandes escenarios terminara haciéndolo en Londres.

Xabi Alonso lo vio antes que nadie

Hay un detalle revelador: Xabi Alonso empujó la operación desde dentro. Sabía lo que significaba contar con un mediocentro que juega a favor de la estructura, que entiende el ritmo, que ordena sin ruido. Zubimendi no necesitaba adaptación ni protección; pedía proyecto. En manos de un entrenador que valora el sentido antes que el gesto, habría sido más que un refuerzo: habría sido un principio.

EFE

Xabi Alonso, entrenador del Real Madrid

El tipo de jugador que sostiene un equipo

Quizá porque he visto a demasiados equipos fracturarse por un vacío en el centro, uno aprende a distinguir a quienes sostienen sin reclamar. Zubimendi pertenece a esa estirpe rara que hace que un equipo reconozca su propio juego. No son futbolistas mediáticos, pero son esenciales.

Un error que no es solo deportivo

El Madrid no perdió un mediocentro. Perdió al mediocentro que necesitaba. Y cuando renuncias a tu brújula por indecisión, el problema no es inmediato: es estructural. En el fútbol actual, caminar sin mapa es una renuncia.