Marcelo Celayeta: la historia del sacerdote que modernizó la educación y la Iglesia en Pamplona
Impulsor de la primera parroquia extramuros y de colegios pioneros, su legado sigue vivo en el barrio de la Rochapea, que le rinde homenaje con su calle principal
Pamplona - Publicado el
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El sacerdote Marcelo Celayeta (1867-1931) fue una figura de gran popularidad en la Pamplona de su tiempo, cuya labor ha dejado una huella imborrable en la ciudad. Nacido en la localidad navarra de Riezu, su dedicación y extraordinaria capacidad de trabajo le permitieron impulsar numerosos proyectos que transformaron la vida social, religiosa y educativa de la capital, especialmente en el barrio de la Rochapea, donde hoy una de sus calles principales lleva su nombre.
Un pionero en la Rochapea
En 1905, Celayeta fue nombrado párroco de la iglesia de San Lorenzo de Pamplona. Desde allí, y al observar la expansión del barrio de la Rochapea, que dependía eclesiásticamente de su parroquia, impulsó la construcción de la iglesia de El Salvador. Este templo, conocido popularmente como Ave María, se convirtió en un hito, al ser, según relata el historiador Juan Echenique, "la primera gran parroquia que se construía más allá de la muralla".
La primera gran parroquia que se construía más allá de la muralla"
Junto a la nueva iglesia, Marcelo Celayeta fundó en 1916 las escuelas del Ave María, la primera dotación educativa del barrio. Celayeta dirigió este centro hasta su fallecimiento, demostrando que la enseñanza era para él una auténtica vocación a la par que su labor sacerdotal.
Innovador en la educación y la Iglesia
El colegio de la Rochapea no fue un centro cualquiera, ya que Celayeta introdujo métodos educativos muy novedosos para la época. Inspirado en el método Manjón, la enseñanza no se limitaba a las asignaturas tradicionales, sino que incorporaba materias prácticas como dibujo, música o cocina, algo revolucionario en aquel entonces.
Su visión modernizadora también llegó a la parroquia de San Lorenzo, donde fue el primer párroco de Pamplona en instalar bancos reclinatorios con rodilleras y calefacción central. Además, dinamizó las catequesis infantiles organizando sesiones de cine, juegos y meriendas para los niños, una iniciativa visionaria para la época.
Un legado reconocido por la ciudad
La incansable actividad de Celayeta incluyó la creación de la hoja dominical La Parroquia y la Escuela, antecedente de la actual revista La Verdad, y la organización durante 19 años de peregrinaciones a Lourdes. Su fallecimiento en 1931 ocupó las portadas de los periódicos locales, reflejo de una figura "tremendamente conocida, popular y apreciada", según las crónicas.
Veinte años más tarde, en 1951, el Ayuntamiento de Pamplona, con Miguel Gortari como alcalde, decidió honrar su memoria dedicándole la calle que hoy lleva su nombre. El acto de inauguración contó con una misa, la actuación de La Pamplonesa y finalizó con "una ovación larga y sentida que duró varios minutos" por parte de los centenares de asistentes.
Una ovación larga y sentida que duró varios minutos"
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