El susto de los estudiantes de Logroño tras un incendio que obligó a desalojar por completo su residencia universitaria: “Oímos gritar ‘¡incendio, incendio!’ y salimos corriendo”
Una noche de nervios, humo y solidaridad en el corazón estudiantil de Logroño
Bomberos
Logroño - Publicado el
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Eran las 21:45 de la noche del martes cuando la calma habitual en la residencia universitaria Micampus Logroño, en el Paseo del Prior, se rompió de golpe. Un fuego declarado en una de las habitaciones de la primera planta obligó a desalojar a los 185 jóvenes que viven en el edificio. El humo se extendió rápidamente por las escaleras y los pasillos, generando momentos de tensión, incertidumbre y miedo entre los residentes, la mayoría estudiantes de la Universidad de La Rioja.
“Oímos gritar ‘¡incendio, incendio!’ y salimos corriendo”, recuerda Anne Garrido, estudiante de Magisterio de Primaria. “Yo estaba en la segunda planta con dos amigas. Bajamos a la primera y ya había mucho humo. Al principio pensábamos que sería algo pequeño, pero enseguida vimos que era más serio. Nos desalojaron rápido”.
La llamada que activó todas las alarmas
Según informó el Centro de Coordinación SOS Rioja 112, la alerta llegó a las 21:45 horas a través de un particular que avisó de un incendio en la residencia universitaria. De inmediato se movilizaron Bomberos de Logroño, Policía Local, Policía Nacional y los recursos de emergencias del Servicio Riojano de Salud.
El fuego se originó en una habitación de la primera planta, con vistas al Paseo del Prior. Aunque el origen aún se investiga, fuentes policiales apuntan a que podría haber sido accidental. El humo, sin embargo, se propagó con rapidez por el sistema de ventilación, afectando a varias plantas y obligando al desalojo completo del edificio.
Dos jóvenes atendidos por inhalación de humo
La Consejería de Salud del Gobierno de La Rioja confirmó que dos estudiantes fueron trasladados al Hospital San Pedro por inhalación de humo. Ambos recibieron el alta pocas horas después. “El protocolo funcionó perfectamente y no hubo que lamentar daños personales graves”, señalaron fuentes sanitarias.
La intervención de los bomberos fue rápida y coordinada. En menos de media hora lograron controlar las llamas y ventilar la zona afectada. El fuego quedó extinguido poco antes de las 22:30 horas, aunque el operativo de seguridad permaneció en el lugar hasta pasada la medianoche para comprobar que no quedaban puntos calientes.
El testimonio de los estudiantes: “Fue un susto grande”
La vida universitaria suele tener sus sobresaltos, pero pocos tan intensos como este. “Nunca había vivido un incendio tan cerca”, confiesa Anne. “Ver a la gente salir corriendo, algunos con el pijama puesto, otros con los portátiles o los patinetes eléctricos en la mano... impresiona. El chico de la habitación donde empezó el fuego estaba muy asustado. Al final, con los bomberos y la policía allí, nos tranquilizamos, pero los primeros minutos fueron de puro nervio”.
Decenas de jóvenes quedaban concentrados frente a la entrada de la residencia, con mantas y mochilas, mientras el humo salía por las ventanas del primer piso. “Fue muy rápido todo, pero se notaba la tensión. No sabías si podías volver a subir o si el fuego se extendería”, relata otro de los residentes.
La dirección del centro: “El protocolo de evacuación funcionó a la perfección”
Desde la dirección de la residencia Micampus Logroño agradecen la respuesta ejemplar de los estudiantes y del personal. “Queremos destacar la calma y la colaboración que demostraron todos los residentes”, explican desde el equipo directivo. “El plan de emergencia se activó de inmediato y la evacuación se realizó en pocos minutos. La coordinación con los servicios de emergencia fue excelente”.
La empresa gestora ha iniciado una revisión completa de las instalaciones eléctricas y de seguridad, aunque las primeras valoraciones descartan daños estructurales en el edificio. En la mañana del miércoles, los estudiantes de las plantas superiores ya habían podido regresar a sus habitaciones, mientras que las de la primera planta permanecían cerradas para su limpieza y evaluación.
Una residencia clave en la vida universitaria logroñesa
La Micampus Logroño alberga cada curso a casi dos centenares de jóvenes, muchos de ellos procedentes de otras comunidades autónomas o del extranjero. Situada a pocos minutos del campus universitario, se ha convertido en uno de los principales espacios de convivencia estudiantil de la capital riojana.
El suceso ha generado una oleada de mensajes de apoyo en redes sociales por parte de estudiantes y familias. “Lo importante es que todos están bien”, escribía una madre en un foro local. “Estos sustos nos recuerdan que los protocolos de seguridad salvan vidas”.
Aunque el incendio se saldó sin heridos graves, el suceso pone sobre la mesa la importancia de la prevención y la formación en emergencias. Según datos de la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB), más del 70% de los incendios en viviendas y residencias tienen origen eléctrico o por descuidos domésticos, como cargadores o pequeños electrodomésticos.
En ese sentido, los expertos recuerdan algunos pasos básicos en caso de incendio:
Avisar inmediatamente al 112.
No utilizar ascensores.
Mantener la calma y seguir las indicaciones del personal o de los equipos de emergencia.
Cubrirse la boca y la nariz con un paño húmedo si hay humo.
Reunirse en los puntos de encuentro señalizados.
“Una evacuación rápida y ordenada es lo que marca la diferencia”, subraya un portavoz de Bomberos de Logroño.
Empatía, comunidad y reacción humana
La noche del incendio en Micampus fue más que una emergencia, fue un ejemplo de cómo reacciona una comunidad joven ante el miedo. En cuestión de minutos, los estudiantes se ayudaron entre ellos, se organizaron para salir y mantuvieron la calma.
“Nos apoyamos unos a otros”, recuerda Anne. “Había gente nerviosa, algunos llorando, pero enseguida nos tranquilizamos entre nosotros. Cuando llegaron los bomberos, aplaudimos. Fue un alivio enorme”.
En un contexto donde las noticias suelen centrarse en el daño o la alarma, esta historia muestra también la resiliencia colectiva, el valor de la formación en emergencias y la importancia de la solidaridad en los momentos críticos.