La pandemia obliga a cerrar al mítico restaurante Iruña de la calle La Laurel en Logroño
El restaurante Iruña baja la persiana a finales de diciembre. No ha podido resistir el envite sin tregua de la pandemia, la decisión está tomada, Carlos y su mujer Ana se despiden

La pandemia obliga a cerrar al mítico restaurante Iruña de la calle La Laurel en Logroño
Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
El restaurante Iruña baja la persiana a finales de diciembre. No ha podido resistir el envite sin tregua de la pandemia, la decisión ya está tomada, Carlos y su mujer Ana se despiden con pena pero convencidos de que la situación no les da otra alternativa. Tras el cierre impuesto de un mes, volverán para despedirse de sus clientes como más les gusta, entre fogones.
Carlos Martínez, propietario del restaurante Iruña en la calle Laurel, ha decidido decir adiós. Nos ha contado que bajará la persiana a finales de año para poder ultimar todo. Pena ante una despedida que nunca imaginó.

-
Carlos nos ha explicado cuáles han sido las razones para bajar la persiana. Una decisión que lleva meses meditando:

-
El mítico restaurante Iruña pone fin a trece años de un proyecto gastronómico que ha sentado en su mesa a famosos actores, reconocidos futbolistas y a quienes visitaban La Rioja y encontraban en este establecimiento calidad y cercanía. Pero Carlos nos cuenta que está agradecido, sobre todo, a sus clientes del día a día. Personas con las que ha compartido sus alegrías y preocupaciones. Visitas que se convirtieron en familia compartiendo siempre uno de esos platos de comida tradicional que te reconcilian con el mundo.

-
Después de hacer muchas cuentas y no ver alternativa ni esperanza, Carlos y su mujer se despiden entre el cariño y los buenos deseos de quienes han disfrutado de su gastronomía. ¿Volverán con un nuevo proyecto?:

-
De momento es pronto para concretar ese futuro proyecto, ojalá sea posible.

-
La calle Laurel se despide de uno de esos lugares con nombre propio, de un nombre que ha sonado por toda España y por tantos y tantos rincones más allá de nuestras fronteras.
Será difícil volver a La Laurel y ver cerradas sus puertas.



