El Pleno del Ayuntamiento de Logroño ha aprobado este jueves la modificación puntual del Plan General Municipal (PGM) en la parcela del Casco Antiguo donde se ubicará la nueva sede de la empresa Bosonit, con los votos a favor de PSOE, Unidas Podemos (UP) y los dos concejales no adscritos, Javier Garijo y Marisa Bermejo.

En esta votación, que solo afecta al planeamiento urbanístico, se han abstenido el Partido Popular y el Partido Riojano -que forma parte del equipo de Gobierno local- y ha votado en contra Ciudadanos, porque estos grupos sostienen que el moderno edificio que proyecta esta empresa tecnológica carece de respaldo técnico.

El portavoz municipal del PP, Conrado Escobar, ha respaldado el proyecto de expansión de Bosonit y la promoción de empleo joven, pero ha asegurado que "dos iconos de la ciudad, San Bartolomé y Palacio, se van a ver de otra manera con esta modificación". Ha acusado al alcalde de "tensionar" a la Corporación con su gestión "tramposa y la confrontación" que provoca, al autorizar un edificio de 26 metros de altura junto a un edificio monumental como la iglesia de Santa María de Palacio.

Además, la concejala de C's, Rocío Fernández, ha cuestionado que el edificio "amenaza" el tramo del Camino de Santiago por la ciudad y ha recalcado que "para crear empleo no hace falta un cambio alturas en el plan general, ni romper con el patrimonio de Logroño". Ha asegurado que hay informes técnicos desfavorables, porque cambian las alturas, las alineaciones y la parcelación del solar, pero "el voto político ha barrido esas cuestiones".

Por otra parte, el portavoz del PR+, Rubén Antoñanzas, ha criticado que el PSOE ha "gestionado mal" este asunto, porque han puesto a la empresa "en el foco" y le han provocado "un daño colateral de imagen". cuando lo único que ha hecho Bosonit es defender sus intereses legítimos de instalarse en un espacio en el Casco Antiguo.

El alcalde logroñés, Pablo Hermoso de Mendoza, ha asegurado que "Logroño puede ser una tecnópolis" y ha respaldado el edificio diseñado por el arquitecto japonés, Kengo Zuma, quien plantea un mirador en 360 grados al centro histórico, sobre una empresa con 300 jóvenes trabajando en tecnología.