Contra todo pronóstico y contra cualquier razonamiento ortodoxo en el deporte, el Bahía San Agustín con su proyecto más arriesgado es equipo de playoff de ascenso a la ACB. El equipo ganaba en un partido agónico al Palencia 69-67 tras ir perdiendo todo el encuentro a la vez que el Valladolid iba ganando en Granada.

Sin embargo, todo cambió en el último cuarto. El Palmer impulsado por Kullamae, que entra en combustión a medida que avanzan los minutos, en ausencia anotadora esta vez de Harrell, lograba darle la vuelta al partido y conectar con el millar de aficionados, tras tres cuartos muy fríos en los que el equipo mallorquín no se reconocía para nada. Frío, atenazado, sin ser agresivo en defensa, sin poder correr, sin alegría en su juego de ataque. Es lo que le puede ocurrir a un equipo joven, que cuando se ve obligado puede bloquearse.
Pero las cosas cambiaron, el Palmer consiguió la victoria y tras esperar unos segundos en la pista a que concluyera el partido en Granada pudieron celebrar que son de Playoff con una explosión de júbilo en el parqué.

El Imprenta Bahía San Agustín, este año llamado Palmer Alma Mediterránea, vuelve a playoff dos años después de haber disputado la final de Bilbao, cuando ha estado más cerca de la ACB. La temporada pasada un proyecto muy ambicioso no tuvo una temporada feliz pero además se cruzó por delante el covid y acabó la temporada antes de tiempo.

El éxito es notable para un proyecto que se aleja de toda la ortodoxia en el deporte. Un tándem técnico en igualdad de responsabilidad, sin tener un primer y un segundo entrenador, Álex Pérez y Pau Tomàs. Un responsable de metodología como Pepe Laso que ha trabajado por las mañanas con el equipo mientras por la tarde lo dirigían los dos técnicos. Y un preparador físico como Kike Fernández que dicen más bien ha sido el director deportivo de facto. Aunque no figura por ningún lado, el club colabora con el agente Ígor Crespo que ha incorporado a algunos jugadores.

El Club redujo el presupuesto de manera drástica y pasó del proyecto ambicioso de la temporada anterior con B The Travel Brand y Gabriel Subías, con mucha inversión, a un proyecto de máxima austeridad. Eran tiempos de supervivencia y el presidente Guillem Boscana hizo su pirueta más difícil, su doble salto mortal con triple giro a lo Simone Biles con un proyecto heterodoxo como pocos se hayan visto en el deporte balear y quizá en el baloncesto LEB.

El Club se puso manos a la obra para construir un equipo con fichas muy bajas, jugadores jóvenes de ACB que deben continuar con su progresión como Jacobo Díaz y Kristian Kullamae, de Tenerife y Burgos. Pol Figueras aparecía en el horizonte tras las lesiones con sus bases y ha sido capital. Jugadores que habían jugado en LEB Plata como MCDonnell o Suskavcevic. Los hermanos Rivas de Valencia, uno de ellos, Diego ya de vuelta reclamado por Valencia. Un viejo conocido como Jawara que ya había dado buen rendimiento pero que no siguió por pretensiones económicas altas en aquel momento. Curiosamente, ahora que el club pasaba su peor momento económico, el noruego volvía y ha sido determinante en la pintura con la ayuda de un jugador eficiente como Raffington (qué pena ese juego de muñeca que le falta para anotar todo lo que produce). El jugón oficial Ronnie Harrell Jr. llegó con la temporada muy, muy empezada por problemas burocráticos pero ha sido determinante. Un equipo lastrado además por lesiones graves como la Olle Lundqvist, su visto y no visto de base titular que debía llevar la manija del equipo en teoría. Lo que más se puede echar en falta en este grupo es mayor protagonismo local, sólo Sergi Huguet pero además muy perdido en la rotación, con poco protagonismo de un jugador en crecimiento y con potencial.

Sin un base suplente que asuma la dirección cuando se sienta Figueras, con mucha polivalencia en todos los jugadores en la que todos hacen un poco de todo, cualquiera puede subir el balón, o con Harrell muchas veces defendiendo al base rival, Pérez y Tomàs han construido un equipo eficiente, que sea sea agresivo en defensa trabajando sobre las líneas de pase, correr en cuanto se pueda o atacar rápido en estático. Los dos mejores anotadores de la competición Kullamae y Harrell, de los más talentosos de la LEB Oro, han dado muchos puntos.

A veces lo que parece atractivo en el deporte acaba decepcionante y aquello de lo que no esperas nada, como en la vida, te sorprende y te engancha. Esto es lo que han vivido los aficionados del Palmer Alma Mediterránea, un equipo que ha enganchado por su alma, haciendo bueno el nombre comercial del equipo (Alma Mediterránea). El equipo a pesar de su falta de conexión local, de jugadores autóctonos, ha sido un equipo noble en la pista, los aficionados han visto su progreso diario, muchas veces en solitario en el pabellón o con 200 personas, pero quienes lo han seguido se han ido enganchando. Juventud y entusiasmo, garra, pelea, amor propio. Tras haber tocado fondo contra Almansa, nació un equipo ilusionante.

Para que ello fuera posible y todo empezara, para cubrir presupuesto, Boscana buscó algún cable para poder sacar adelante el proyecto, lo encontró en una firma habitual colaboradora como Palmer Inmobiliaria. Ha sido como reinventarse entre todos, club y sponsor para unir caminos y sacar adelante el club, que no se perdiera la LEB Oro. Hoy están en playoffs.