De nuevo el fútbol balear ha vivido un momento vergonzoso. En este caso ha sido en el partido de Primera Regional de Mallorca disputado entre el San Roque y el Mariense. El encuentro tuvo que suspenderse en el minuto 72 de partido debido a la agresión de uno de los jugadores del equipo local a un rival. Los hechos sucedieron en el tramo final de partido cuando el agresor fue expulsado con roja directa tras una dura entrada que llevó a su rival al suelo. Hasta aquí todo parecía normal pero lo que vino después no lo fue.

Tras la entrada, el jugador del Mariense se levantó para acercarse a su banquillo para ser atendido por el golpe y cuando regresó llegó el momento en el que sucedió la agresión tras propinarle el propio jugador que le había realizado la entrada un fuerte cabezazo que hizo el agredido cayese al suelo con visibles gestos de dolor. De inmediato los integrantes del banquillo del Mariense saltaron al verde para preocuparse por su compañero y recriminarle la acción al futbolista del San Roque que se dirigía ya en ese momento hacia los vestuarios.

La situación no fue a mayores y el colegiado determinó la suspensión del partido. Para el jugador del Mariense la tarde acabó con una visita al hospital al haber sufrido heridas de consideración, entre ellas un corte en la cara que sangró de manera considerable. Al final, el jugador del Mariense fue trasladado a un centro hospitalario poniéndose así punto y seguido, la policía local tomó nota de lo sucedido, a un nuevo caso de violencia en el fútbol de las islas que llega en un momento en el que, además, desde la propia Federació Balear de Fütbol se han llevado a cabo campañas para erradicar este tipo de situaciones en los campos de fútbol.