La Federación Rural Galega (Fruga) ha expresado su postura contraria a la nueva normativa de “ordenación de las explotaciones de vacuno que prepara el Ministerio de Agricultura”, porque está “muy lejos de la realidad gallega” y porque, al tiempo que “habla de proteger a las granjas de tamaño medio”, opta por un “modelo de producción encaminado a las macro-explotaciones”.

Mediante un comunicado, cuestiona que se establezca “una distancia mínima entre explotaciones de quinientos metros” o que se establezca un límite muy elevado en el “número de animales por explotación”, en concreto a “720 vacas en ordeño o a 850 unidades de ganado mayor”.

Por otra parte, cuestiona la propuesta de ayudas para el sector lácteo ligada a la nueva PAC, porque plantea “una ayuda por cada vaca adulta, mayor de 24 meses”, de modo que “las primeras 150 vacas cobrarían la totalidad de las ayudas; de 151 a 725 vacas, el 50% del importe; mientras que a partir de 725, se quedarían sin ayudas”.

Propuestas contradictorias

Según la Fruga, las propuestas del Ministerio son contradictorias, porque al tiempo que “habla de proteger las granjas de tamaño medio”, se “opta por un modelo de producción encaminado hacia las macro-explotaciones”, dado que “aunque se establezcan” límites para el acceso a ayudas, “están muy lejos de la realidad gallega”.

Frente a ese planteamiento, la Fruga recuerda que “a día de hoy, los nuevos modelos de producción ganaderos deben ir ligados a la tierra y a sistemas productivos sostenibles, que garanticen producciones de calidad, con un abaratamiento de los costes”.

Galicia cuenta, en estos momentos, con 6.586 explotaciones lácteas, de las cuales, explica esta organización agraria, menos de una decena superan las 600 vacas en ordeño, mientras que más del 90% tiene menos de doscientas reses en producción.

Por ello, Fruga pide que se garantice el cobro de la totalidad de las ayudas para las 150 primeras vacas adultas; de 151 a 300, que cobren el 50%; de 301 a 500, el 25% y, partir de esa cifra, que no reciban ayudas.

En cuanto a las distancias entre explotaciones, recuerda que las “granjas familiares convivieron a lo largo de la historia” en Galicia “a menos de cien metros unas de otras”.

Por ello, “gozamos todavía de casi el 55% de las explotaciones que hay en el estado”, subraya.

A su juicio, “la puesta en marcha de esas medidas va a dificultar mucho la instalación de nuevas granjas”.