Agentes Medioambientais de la Xunta de Galicia denunciaron a un pescador furtivo al que sorprendieron en el río Miño, en Outeiro de Rei, cuando colocaba “sedales durmientes”, de madrugada, en una zona de pesca sin muerte dentro de la zona de especial protección Parga-Ladra-Támoga.

Según la información facilitada por los agentes Medioambientais, los hechos ocurrieron durante la madrugada del pasado martes -10 de mayo- en la conocida como Illa de San Roque, dentro de la zona de Lugar de Interés Comunitario Ladra-Parga-Támoga, en un sitio de difícil acceso, al que solo se puede llegar en barco o bien con vadeadores, pero solo cuando el caudal es muy bajo.

Poco antes de la medianoche, los agentes vieron a una persona que se dirigía a la isla a bordo de un 'batuxo' -una barca artesanal que se usa en la Terra Chá-.

Dos horas después, procedieron a identificarlo tras observar que había colocado varios “sedales durmientes” con ayuda de unas varas de madera que iba clavando en el suelo de la isla.

ANZUELOS CON MUERTE

“Las varas tenían un anzuelo con muerte y estaban cebadas con lombrices para capturar truchas”, explica la Delegación Territorial de la Xunta de Galicia en Lugo mediante un comunicado.

Cuando fue identificado, el supuesto pescador furtivo llevaba tres truchas muertas en su cesta. A la hora de levantar los “sedales durmientes”, los agentes encontraron otra muerta y una más viva, que fue devuelta al río.

Además de las cuatro truchas capturadas -de 21, 23, 24 y 25 centímetros de talle-, los agentes le intervinieron los aparejos de pesca, el 'batuxo' y las 40 varas que utilizaba para colocar las trampas, que fueron retiradas al día siguiente por la mañana.