Santiago renueva su fe en San Blas: "Mientras viva, voy a venir siempre"
El buen tiempo acompañó en la celebración "más querida" en el barrio compostelano de Sar. La misa solemne tendrá lugar en la Colegiata a las siete de la tarde

Don José ya se jubiló, pero sigue vinculado a la parroquia de Sar
Santiago - Publicado el
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Sol radiante para poner el broche tres días de fiesta en el barrio compostelano de Sar. Desde las misas de primera hora, en la Colegiata se notó ya que San Blas tiene mucho tirón, tanto entre los de la parroquia como entre los que ya no lo son. Alfonso y María viven ahora en Milladoiro, pero no faltan a la fiesta del que fue su barrio durante décadas: ella tiene ahora problemas de movilidad, pero sentada en su andador, aprovechando el sol, espera. No sabe si habrá misa a la una, si no, no dan el paseo por perdido, "gústanos vir, estar á misa, comeremos o pulpo e en boa compañía, que hai moita xente". María Luisa asegura que ella y los suyos son "muy de Sar" aunque ya no les corresponda esta parroquia. Se casó aquí "...uy...hace más de cincuenta años, mis hijos están bautizados aquí y siempre vengo, mira, hoy con una amiga y mi hermana. Mientras viva!" asegura.
Unos 2.000 panes bendecidos se repartían durante este día: a San Blas se ofrecen los que padecen afecciones de garganta, de ahí la tradición, pero también "representa también el pan bendito, el pan del cielo que es el Señor y que tomamos al participar en la Eucaristía" explica Ricardo Sanjurjo, el párroco de Sar. La pandemia obligó a cambiar la tradición, para evitar las aglomeraciones que se formaban para recoger los bollos, empezaron en 2020 a traerse de casa y así continúa. Cada uno trae sus panes y los tiene consigo durante la celebración de la misa, cuando se bendicen.

Nadie quiere perderse la fiesta más querida en Sar
Don Ricardo tomó el testigo hace tres años a don José Porto, ya jubilado, pero que sigue muy vinculado a la parroquia. Sale de la sacristía revestido para oficiar la misa de doce y varios feligreses se acercan a saludarlo. "Yo aprendí a ser sacerdote párroco aquí, los primeros días no tenía a nadie y tuve que salir a buscarlos. Siempre me han recibido muy bien, con los brazos abiertos" recuerda. La última celebración religiosa de la jornada será a las siete de la tarde, la misa solemne. Será además la última oportunidad para ver el Belén que está montado en el Claustro de la Colegiata, que es la zona de salida de las celebraciones eucarísticas, para evitar aglomeraciones. A partir de mañana, se desmonta.

El párroco de Sar explica que San Blas sigue siendo la fiesta más querida
Más de cuatro meses de trabajo
Para que Sar viva sus fiestas más entrañables hay quien lleva más de cuatro meses trabajando a tope. Nueve personas forman la comisión de fiestas en la que se ha estrenado este año Iria, que asegura que la cosa es "más o menos como esperaba". Agradecen la buena respuesta que ha tenido su esfuerzo, porque desde el viernes han sido muchas las personas que se acercaron a disfrutar de las distintas actividades programadas. Últimas horas de este esfuerzo que no ha agotado a Iria y sus compañeros, que ya están pensando en las próximas celebraciones que quieren organizar: la más inmediata, "algo en Carnaval". Después tienen previsto también encargarse de San Juan, que hace años que no se celebra en el barrio.

Iria es el primer año que participa en la organización de San Blas
Alrededor de la Colegiata, tan fieles como los propios parroquianos son los puestos de venta de rosquillas y churros. Eduardo lleva años viniendo con los productos que fabrican en Brión; Sandra es de Pontecesures y empezó viniendo con su madre: ahora viene con su hijo, que le tomará el relevo en el puesto. "San Blas se porta bien, y la gente también"

Los vendedores de rosquillas no fallan tampoco en San Blas
Este 2025 se ha estrenado en la fiesta la pulpería en la que trabaja David: "desde as dez da mañá empezamos a quentar o pulpo... Sempre apetece a calquera hora! Montamos o sábado tamén e a verdade é que moi ben!" asegura

Los gaiteiros de Sar amenizaron la mañana
Fiestas sí, pero...
Aunque no todo es motivo de celebración en el entorno de la Colegiata: las obras realizadas por el Consorcio no han supuesto la mejora que se esperaba. El presunto jardín de la entrada es hoy en realidad un lodazal con huellas de ruedas. Don José Porto lamenta que "la plaza ha quedado estropeada" y asegura que "las obras quedaron sin terminar".

Don José Porto asegura que las obras están sin terminar
La entrada al atrio muestra además algunas piedas ya sueltas y hay barro también en el acceso a la sacristía: para salvar el charco, han colocado una pequeña rampa de madera. Eva, una de las feligresas que ayuda en la parroquia desde hace años, tampoco entiende la dejadez en este entorno monumental: "cuando se obstruye una cuneta viene un voluntario, barremos la plaza,intentamos que esto no quede más abandonado de lo que estaba, pero esto nos supera", asegura.

También hay barro en el acceso a la sacristía y el Museo de la Colegiata
Desde el departamento de comunicación del Consorcio de Santiago aseguran a Cope que las obras concluyeron ya. Afirman que los problemas han venido porque no se respeta la prohibición de acceso con vehículos a la plaza, lo que habría destrozado el jardín de la entrada. Hablan además de "falta de mantenimiento", pero sin señalar de quién sería la responsabilidad de estas tareas.