Los famosos tanques Leopard, que finalmente Europa enviará a Ucrania, para hacer frente a la invasión rusa, están íntimamente ligados a uno de los episodios más trágicos de Badajoz, las inundaciones de 1997, y aquel suceso accidental, estuvo a punto de ocasionar, a finales de los noventa, un conflicto entre los ejércitos de España y Alemania. En la actualidad Badajoz es una de las ciudades donde hay unidades de esta máquina de guerra y de la podrían salir, próximamente, con destino al frente ucraniano.

Aquella fatídica noche del 5 al 6 de noviembre de 1997, en la que fallecieron 23 personas en Badajoz y Valverde de Leganés, por una tremenda tromba de agua y el posterior desbordamiento de los arroyos Rivillas y Calamón, también se produjo un desolador acontecimiento para el ejercito español: toda la flota de tanques Leopard, que el ejército alemán nos había cedido un año antes, en alquiler, y que se encontraban estacionados en la base Sancha Brava del RIMZ Castilla 16, en la carretera de Valverde fueron sepultados por el fango quedando completamente inservibles.

En aquel momento nadie entendió que una riada, por muy trágica que fuera, y aquella desde luego lo fue, pudiera haber acabado con “los carísimos e infalibles tanques alemanes” y las explicaciones que se dieron no pasaron de un desconcertante: “los carros no estaban en modo anfibio y el agua y sobre todo el barro han destrozado por dentro todo su sistema operativo”.

DESASTRE DESCOMUNAL

Años más tarde el coronel, ya retirado, Antonio Candil Muñoz, que fue director del Programa español Leopard, calificó lo ocurrido con los tanques alemanes, en Badajoz, como una “calamidad” y un “desastre descomunal” que dejó “prácticamente sepultados y también borrados, del despliegue del Ejercito de Tierra, a todo el batallón de carros Leopard”. Lo cuenta en un artículo sobre la historia de los Leopard publicado en la revista “Ejércitos”.

En ese mismo relato, el que fuera director del programa Leopard en España, asegura que “el cuadro” de los tanques alemanes completamente inundados en Badajoz era “un cuadro dantesco” y que cuando las aguas bajaron “y se despejó un poco la situación, sobre algún carro apareció, incluso, algún turismo o vehículo comercial que había sido arrastrado por la riada”, desde un desguace próximo hasta el cuartel. Según el militar todos los carros fueron prácticamente afectados, pero algunos muy gravemente, resultando dañadas sus direcciones de tiro, la óptica, los motores, y toda la electrónica.

Sin embargo cargos militares de aquella época en Badajoz, consultados ahora por la COPE, aseguran que el episodio del embarrado de los Leopard no fue tan dramático como relata Candil Muñoz y que “no todos los tanques quedaron inservibles”. “Algunos se llenaron de agua y de barro, como tantos y tantos vehículos de todo tipo que estaban estacionados en el cuartel, y hubo que repararlos”, aseguran quitándole importancia al suceso. “Si se hubieran inundado todos hubiera sido una calamidad, pero no fue para tanto”, sentencian las citadas fuentes.

LLAMADA DESDE LA DIVISIÓN BRUNETE

Antonio Candil Muñoz también recuerda la llamada telefónica que recibió en su domicilio, aquel sábado 7 de noviembre de 1997, por la mañana, del general Lago, que era jefe de la División Acorazada Brunete 1, “pidiéndome que pusiera en marcha inmediatamente cuantas medidas se me ocurriesen para rescatar el batallón de carros de Badajoz”. “La actividad fue frenética todo el fin de semana”, continúa contando el coronel, aunque reconoce que dada la situación en la que estaban los tanques embarrados “era muy poco lo que nosotros podíamos hacer”. “Recurrimos a solicitar el apoyo de la empresa Krauss Maffei, pero los tanques estaban tan dañados que “el l batallón de carros Leopard de la BRIMZ XI (44 carros) tardaría en volver a ser operativo más de dos años”.

DESCONCIERTO EN EL EJERCITO ALEMÁN

También sabemos ahora que el Ejército alemán “quedó desolado” por lo ocurrido en Badajoz, ya que nunca antes había ocurrido nada parecido, y al parecer solicitaron el traslado inmediato de los tanques a Alemania para su reparación ya que los tanques estaban en España en régimen de alquiler y seguían siendo de propiedad alemana.

Finalmente el Ejército de Tierra español no aceptó la propuesta alemana, ya que esto hubiera supuesto tener que pagar la factura de una reparación realizada en Alemania y se optó por minimizar los costes al máximo realizando las reparaciones en España. Sea como fuere “el desastre de Badajoz”, como lo califica Candil Muñoz, consumió prácticamente la casi entera totalidad de los repuestos recibidos desde Alemania, por lo que hubo que arbitrar mecanismos de urgencia para adquirir nuevos repuestos” y se hizo, aunque España aún no pertenecía a ella, a través de la Asociación de Usuarios del Sistema de Armas Leopard que permitía, básicamente, la adquisición conjunta de piezas de repuesto, herramientas y hasta municiones, entre todos los países dotados con el mismo sistema de armas, a precios, en principio, más asequibles que los que podían encontrarse de forma independiente en el mercado industrial, y con plazos más rápidos.

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