Extremadura apuesta por la enología submarina
Una técnica que exige buzos, control constante y condiciones específicas de temperatura y salinidad
Mérida - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
Aunque estemos en plena tierra extremeña, hoy miramos hacia el mar. Concretamente, hacia las profundidades del océano frente a la costa del sur de Francia, donde se fermenta uno de los vinos más innovadores del mundo... y es de Extremadura. Se trata de "Habla del Mar", una creación de la reconocida bodega Habla, con sede en Trujillo, que ha logrado revolucionar el mundo enológico con un proceso único: fermentar el vino bajo el mar.
El enólogo de la bodega, Eduardo, ha contado en el programa Al Cuerpo de Rey, de COPE, los detalles de este "proyectazo" que lleva ya varios años desarrollándose y que está en constante evolución.
"Queríamos innovar, sorprender y buscar una experiencia única. La idea era transmitir en el vino las sensaciones marinas desde la propia fermentación"
Enólogo de HABLA
A diferencia de otras iniciativas que sumergen botellas ya terminadas, en este caso la segunda fermentación alcohólica del mosto ocurre directamente en depósitos sumergidos, a unos 15 metros de profundidad. Esta técnica, que exige buzos, control constante y condiciones específicas de temperatura y salinidad, logra un vino blanco con un punto carbónico, frescura y un toque salino muy peculiar, que recuerda a la brisa marina, las algas o incluso la manzanilla.
"Habla del Mar", el vino extremeño que se fermenta en el fondo del océano
El lugar escogido para esta inmersión es la zona de Bahía de San Juan de Luz, donde se han encontrado las condiciones idóneas para desarrollar este proceso natural y lento que dura unos seis a siete meses.
Ya disponible la nueva edición
"Habla del Mar", el vino extremeño que se fermenta en el fondo del océano
En febrero se extrajo y embotelló la nueva edición de Habla del Mar, que ya se puede encontrar en el mercado. Su diseño también evoca el universo costero, con elementos que recuerdan a faros y corales, y un perfil muy singular: vino blanco, muy fresco, con bajo contenido alcohólico y aromas sorprendentes.
“Buscamos que tenga una expresión diferente, con notas a yodo, alga nori, manzana verde... elementos que normalmente no se encuentran en un vino blanco tradicional”, explicaba Eduardo.