Julián, 74 años, enfermo de ELA espera ocho meses para que le reparen el ascensor y ahora no cabe su silla

Julián González está enfermo de ELA y lleva meses sin pisar la calle

Martina Payá

Valencia - Publicado el

3 min lectura

La DANA dejó tras de sí numerosas pérdidas materiales. Entre ellas, muchos ascensores quedaron inutilizados. Una situación que afecta especialmente a quienes dependen de ellos para salir a la calle

A día de hoy, se calcula que todavía hay unas 700 viviendas sin ascensor. Y en algunos casos, aunque se repongan, no cumplen con las necesidades básicas de los vecinos. Es lo que le ha ocurrido a Julián González, un vecino de Catarroja enfermo de ELA desde hace años, que lleva meses sin poder salir de casa porque el nuevo ascensor de su edificio es más pequeño que el anterior.

LA SILLA de ruedas NO CABE

Tras la DANA, en su comunidad se sustituyó el ascensor dañado. La familia de Julián aprovechó para solicitar que se ampliara el espacio, de manera que pudiera entrar sin problemas la silla de ruedas eléctrica con la que se mueve a diario. Sin embargo, se encontraron con la situación opuesta.

“Cuando nos dieron la noticia, sobre el 11 de julio, estábamos súper contentos. Llamaron a mi madre para decirle que ya estaba operativo. ¿Cuál fue nuestra sorpresa? Que cuando fuimos a probarlo con la silla, sin mi padre dentro, no cabía. Ni siquiera podíamos cerrar las puertas”, cuenta su hija, Lorena González, en declaraciones a Herrera en COPE en Valencia.

"no lo podemos bajar a la calle"

La familia había avisado con antelación. “Mandamos una carta explicando que mi padre tenía ELA, que iba en silla de ruedas y que, si era posible, se hiciera un poquito más grande el ascensor. Nos dijeron que no se podía, y lo aceptamos, porque al menos sabíamos que la silla entraba en el anterior”, cuenta Lorena.

El problema es que ahora el nuevo ascensor es más estrecho que el antiguo. “No lo podemos bajar a la calle. Lo han puesto más pequeño directamente. Los vecinos también tienen la sensación de que es más estrecho, aunque no lo habíamos medido. Pero al meter la silla es imposible, no entra, no se cierran las puertas y mucho menos con mi padre dentro”, lamenta.

meses sin salir

Desde antes de verano, Julián no ha podido pisar la calle. Su familia denuncia que la situación está afectando gravemente a su calidad de vida. “Para él es vital salir, que le dé el aire. Ya bastante padece con su enfermedad como para encima obligarle a estar todo el día encerrado en casa. Mi padre está en la silla o en la cama, conectado a un respirador, pero plenamente consciente. Necesita esas salidas para no perder las ganas de vivir”, asegura su hija.

UNA SOLUCIÓN EN MARCHA  

La comunidad ha trasladado la situación a la empresa responsable del montaje. Según la familia, el domingo por la tarde les escribieron un correo diciéndoles que iban a intentar priorizar la revisión del ascensor con la mayor urgencia. Mañana está prevista una revisión del ascensor para buscar una salida que permita a Julián recuperar la normalidad.

Lo único que pedimos es que comprendan nuestra situación. No tenemos otra alternativa. Si no podemos usar el ascensor, mi padre no tiene forma de salir”, insiste Lorena.

Una revisión que podría abrir la puerta a que Julián vuelva a disfrutar de lo más básico, un paseo al aire libre.