La semana de estrenos nos vuelve a ofrecer una buen abanico de posiblidades entre las pelis que llegan. Así nos lo cuenta Eduardo Casanova en su cita semanal con cus críticas cinematográficas. En esta ocasión, una buena propuesta de acción y aventura situada en un apocaliptico mundo zombie con muertos vivientes "supervitaminados", una buena comedia francesa con lucimiento de su actriz protagonista, y un notable debut en la dirección de largometrajes en una producción valenciana que bien puede presumir de ser cine de calidad.

PENÍNSULA

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Tren a Busan (2016) le puso el listón muy alto a cualquier secuela. Por eso, juzgar esta película tomando como referencia a su predecesora la condena a salir mal parada. No obstante, resulta sencillo percatarse de que la pretendida vinculación con aquella básicamente constituye un reclamo de cara a la taquilla, y su conexión argumental es mínima, superada la introducción. Dejando de lado esa relación, nos encontramos con una propuesta digna, que satisfará las exigencias de los aficionados al terror. Consigue buenas dosis de espectáculo y el guion, sin profundizar demasiado en los protagonistas, ha trabajado la incorporación del nutrido elenco de participantes que se van sumando a la trama.

Cuatro años después de la propagación del virus que transforma a las personas en zombis insaciables, los supervivientes han sido evacuados y realojados en Hong Kong, mientras la península de Corea permanece completamente aislada. Sin embargo, las penurias por las que atraviesa el exsoldado Jung Seok, le llevan a involucrarse en una peligrosa operación urdida por la mafia local. Deberá viajar a la infestada ciudad de Incheon y, con la ayuda de otros tres voluntarios, recuperar un camión cargado de dinero, evitando convertirse en presa de sus voraces moradores.

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MAMÁ MARÍA

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El magnetismo y oficio de Isabelle Huppert resultan decisivos para mantener en un nivel aceptable esta comedia francesa. La actriz se desdobla como exige su personaje y destapa una inhabitual, pero eficaz, vis cómica. Se luce y domina la pantalla, tanto que apenas deja espacio al resto de sus compañeros, quienes terminan asumiendo papeles superficiales, ejerciendo de comodines de la reconocida intérprete. Con todo, la intriga discurre con agilidad a través de unos diálogos que funcionan bien en tono irónico.

Patience trabaja en la brigada de estupefacientes de París traduciendo del árabe las conversaciones telefónicas de aquellos sospechosos a los que vigilan los agentes, especialmente narcotraficantes. Casualmente descubre que entre los implicados en la entrega de varios kilos de hachís está el hijo de la cuidadora de su madre. Con ánimo de evitarle males mayores, se involucra indebidamente y acaba escondiendo el alijo en su propia casa. Pronto verá en esa mercancía una oportunidad de negocio.

ZERØ

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El valenciano Iñaki Sánchez Arrieta debuta como director de largometrajes firmando esta atrevida propuesta que ha contado con medios limitados; si bien, gracias al oficio de sus departamentos técnicos, la puesta en escena resulta irreprochable. Tan notable factura contribuye incluso a generar mayor interés por este desconcertante relato, que navega entre el misterio de tintes fantásticos y el drama. La estructura capitular y el desdoblamiento narrativo responden a un estudiado guion que, sin embargo, ralentiza su desarrollo en momentos puntuales.

Un hombre y una mujer se despiertan en mitad del desierto, sin saber quiénes son y cómo han llegado hasta allí. La arisca relación inicial dará paso al entendimiento necesario para salir cuanto antes de ese inhóspito entorno. Conforme transcurren los días, esa inexplicable y asfixiante situación parece estancarse, aunque sus sueños podrían despejar las incógnitas que les asaltan.