Era previsible, pero el presidente del Levante UD, Quico Catalán, no ha dejado pasar la primera oportunidad para mostrar su firme respaldo al entrenador Mehdi Nafti y ha visitado este lunes el entrenamiento del equipo en la ciudad deportiva de Buñol. El discurso que sale desde la planta noble del Ciutat de València es que ha llegado el momento de mantener la calma y la fe en la elección de Felipe Miñambres, que escogió por voluntad propia a Nafti entre todos los entrenadores que había en el mercado el pasado verano.

La apuesta no ha salido bien hasta ahora y el partido del domingo ante el Racing de Santander será una prueba de fuego para la paciencia de Quico Catalán y, sobre todo, de Felipe Miñambres.

La imagen de Nafti, desconsolado, abrazado a sus padres tras la dura derrota del sábado en Andorra (3-1) confirma la tensión con la que vive el técnico franco-tunecino en el dubitativo arranque de temporada del Levante, cuyo único objetivo es el ascenso a Primera. El propio entrenador confesó al acabar el encuentro en Andorra que se siente “cuestionado” desde el momento de su fichaje.

Pocas soluciones parece haber aportado el entrenador franco-tunecino desde el banquillo cuando los jugadores se ven con problemas. Nafti ha probado ya a todos sus futbolistas y ha dejado de contar, por ejemplo, con el defensa Álex Muñoz, solvente en el inicio de Liga, y, sobre todo, con Cantero, máximo goleador del equipo junto a Brugué con dos tantos y que lleva dos partidos sin jugar.

Nafti tampoco ha podido contar con la colaboración de alguno de sus mejores jugadores. Campaña, ahora lesionado, tardó en entrar en el equipo; De Frutos, también con molestias en el arranque, está lejos de ser el jugador diferencial que se espera sea; Mustafi está lesionado; y el atacante brasileño Wesley, tras ocho jornadas, todavía no ha marcado.

Con este panorama, y tras la vuelta al trabajo en la ciudad deportiva desde este lunes, el partido del domingo ante el Racing de Santander en el Ciutat de València es clave para el entrenador del Levante, que necesita una victoria convincente para calmar el tenso ambiente que se respira alrededor de uno de los favoritos al ascenso.