Se marchó como era él, con discreción, sin querer que se perdiera la sonrisa de los rostros de los que más le querían, que eran muchos, muchísimos.

Jaume Ortí nos dejó tal día como hoy hace cuatro años y parece que fue ayer. Su manera de ser, su cercanía, su generosidad, su sencillez y su afecto le convirtieron en una persona especial, en un presidente muy alejado de los convencionalismos. En las antípodas de los que ahora dirigen los designios del Valencia CF.

Pese a su escaso poder accionarial (apenas controlaba 200 títulos del club), accedió a la presidencia en junio de 2001, tras la dimisión de Pedro Cortés. Y sus tres años en la poltrona coincidieron con el mayor esplendor del equipo en todos los tiempos, pese a que venía de encadenar las dos finales de Champions League.

Con él frente en los despachos, Manuel Llorente en la gestión del día a día y Rafa Benítez como entrenador, el Valencia CF se alzó con los campeonatos de Liga en 2002 y 2004. Este año se recordará, por los tiempos de los tiempos, como el mejor de la historia del conjunto che. Nunca antes (y desde entonces hasta ahora) se han conseguido tres títulos como lo fueron la comentada Liga, la UEFA en Goteborg frente al Olympique de Marsella y la Supercopa de Europa en Mónaco ante el Oporto. Un año irrepetible inequívocamente asociado a la figura de Jaume Ortí. Un presidente sin un no en la boca, ataviado con su abanico y su peluca naranja. Un gran hombre al que se le echa mucho de menos.

La presidencia de Ortí en el Valencia CF tocó a su fin cuando Juan Soler no resistió que los éxitos pasaran tan cerca de él y él se quedara fuera de la foto. En octubre de 2004, con el club coronado como mejor equipo del mundo se produjo el relevo y el declive. El resto, desde entonces, es historia conocida y triste.

Años después los actuales gestores le hicieron ver que lo convertirían en presidente honorífico del club, algo que a él le llenaba de orgullo. Otra promesa incumplida por parte de Meriton. La enésima.

Jaume Ortí, el presidente del pueblo, al que el valencianismo sigue recordando todos los días cuatro años después de su marcha.