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Expertos internacionales cuestionan el informe que paró el Castor

Han calificado de "especulativo", "erróneo" y con información "no justificada científicamente"

Investigados dos directivos de Escal UGS

Investigados dos directivos de Escal UGS

EFECastellón

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 08:19

Los expertos internacionales en sismología, riesgos sísmicos y geofísica que han comparecido hoy en el juicio del proyecto Castor, la planta situada frente a las costas de Vinaròs (Castellón) para extraer gas natural de las profundidades marinas, han mostrado su disconformidad con el informe que vinculaba los terremotos con la falla localizada en Amposta (Tarragona) y que preveía nuevos seísmos y lo han calificado de "especulativo", "erróneo" y con información "no justificada científicamente".

El estudio al que han hecho referencia fue dirigido por el profesor Rubén Juanes, del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), elaborado tras la generación de los seísmos en el entorno del Castor en 2013, encargados por el entonces Ministerio de Industria, el cual concluyó que los sismos se situaban en la falla de Amposta y que se pudo deber a la inyección de gas y en el que se basó el Gobierno para decidir parar la actividad de la planta ante el riesgo de nuevos seísmos de hasta 6,8 grados de magnitud.

Todos los expertos en diferentes áreas relacionadas con los movimientos sísmicos que han acudido hoy a declarar citados por las defensas de los dos acusados, han coincidido en su disconformidad con las conclusiones que recogía el informe del profesor Juanes.

El profesor de geofísica de la Universidad de Stanford, Mark Zoback, ha indicado que su informe concluye que la sismicidad inducida en Amposta no se puede sostener con los datos disponibles y ha señalado a la existencia de fallas secundarias, más pequeñas, en las que podría haberse generado la sismicidad.

Zoback ha hecho un repaso sobre la metodología empleada y los modelos utilizados en el informe de Juanes y ha indicado que el propio modelo usado "no apoya sus especulaciones sobre el origen de los seísmos" y las mismas "no están apoyadas en datos".

Según el profesor estadounidense, la publicación de este informe "nunca se habría permitido tras un primer análisis" porque contiene errores no solo sobre la orientación y situación de la falla de Amposta, sino también "un fallo matemático en una de las ecuaciones clave".

Por su parte, el profesor Charles Connor, de la Universidad de Carolina del Norte, ha incidido en la idea de que el modelo en el que se basa el informe de Juanes "depende de condicionantes que no están justificados" y "no se ajusta a los estándares y normas internacionales".

Para el profesor Gabriel Toro, de la Universidad de Colombia y miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, el informe de Juanes "no demuestra que haya una relación entre la falla de Amposta y los seísmos" y tampoco hace, a su juicio, "un análisis sobre peligrosidad sísmica", lo que "no justifica en absoluto" que se haga referencia a que se produjera, tras los episodios de 2013, un riesgo de sismo de 6,8 grados, extremo sobre el que también han mostrado su desacuerdo el resto de peritos.

Por su parte, los profesores Mikel Díez y Pablo Palacios han señalado igualmente que es erróneo suponer que la sismicidad se produjo en la falla de Amposta, y han recalcado las "incertidumbres" existentes sobre la localización de los seísmos de 2013.

Durante la sesión han declarado también dos peritos expertos en edificación y arquitectura, Carlos Barrios y Francisco Peydró, que elaboraron seis informes sobre los daños reportados por particulares tras los seísmos y han indicado que "un terremoto de intensidad tan baja no puede causar esos daños".

Han sostenido que los daños que se pusieron en conocimiento de las compañías aseguradoras, "o están muy lejos del Castor, o afectaron a un piso y no a otro del mismo edificio o calle, o a una habitación y no a la colindante o solo a una parte del chapado de una cocina, por ejemplo".

Los expertos han indicado que el Instituto Geográfico Nacional establece en 7 la intensidad a partir de la cual se pueden producir daños y han recordado que en el caso del Castor fue solo de 2 o 3, extremo que, han asegurado, también fue puesto de manifiesto por el Consorcio de Compensación de Seguros, quien trasladó a los reclamantes que un seísmo de esa magnitud (4,2 de máximo) no podía causar esos daños.

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Ambos han relatado que los daños que fueron a revisar en viviendas afectadas se debían en ocasiones a desgastes propios de las construcciones, sobrecarga por reformas, o a grietas que ya estaban o que no eran tales, sino que eran juntas constructivas que ya existían.


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