Del sarpullido a la caída de uñas, los síntomas del boca-mano-pie que aumenta en la Marina Alta

En las últimas semanas, varias escoletas de la comarca de la Marina Alta han registrado un incremento notable de casos del virus boca-mano-pie, una infección vírica habitual en la infancia que, aunque suele cursar de forma leve, ha generado inquietud entre padres, madres y educadores debido a su rápida propagación y sus efectos visibles en los más pequeños.

Para arrojar luz sobre este repunte, COPE Dénia Marina Alta ha consultado con la doctora Antonia Ivars, pediatra del Hospital HLA San Carlos, quien ha explicado con detalle qué es exactamente este virus, cómo se transmite y qué medidas pueden tomarse tanto en casa como en el entorno educativo para controlarlo.

Según la doctora, el virus afecta principalmente a niños y niñas de entre 1 y 3 años y pertenece a la familia de los enterovirus. Su transmisión se produce a través del contacto con heces, mocos y partículas de saliva, lo que lo convierte en un virus especialmente difícil de frenar en ambientes como guarderías y escoletas.

“La detección precoz es casi imposible, ya que los primeros síntomas pueden tardar días en aparecer y hay niños que incluso son asintomáticos”, ha subrayado Ivars. El virus puede manifestarse con fiebre, malestar general y, más adelante, un sarpullido en manos, pies y boca, acompañado a veces de dolorosas llagas orales.

En cuanto al tratamiento, la especialista recomienda el uso de antihistamínicos, analgésicos y esprays bucales en caso de úlceras. También aconseja evitar alimentos calientes, ácidos o salados para no agravar el dolor bucal. Una vez superado el cuadro, pueden aparecer signos tardíos como surcos amarillos en las uñas o incluso su caída, entre cinco y seis semanas después de haber contraído el virus.

Además, Ivars ha recordado que el virus puede persistir en superficies durante largo tiempo, por lo que se recomienda una estricta higiene: lavado frecuente de manos, desinfección de objetos y el uso de papel desechable. Aunque los adultos pueden contagiarse, el riesgo es mucho menor. En cambio, los niños sí pueden infectarse varias veces a lo largo de su infancia.

La doctora concluye que, si bien se trata de una enfermedad benigna, la información y la prevención son claves para reducir su impacto y evitar nuevos brotes en el entorno escolar.