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Feria Taurina de San Blas en Valdemorillo: dos Puertas Grandes en las dos corridas del fin de semana

Perera, sobrado de sitio y mando a derechas, abrió Puerta Grande el sábado. Juan Ortega, con fogonazos de torería, el domingo. Este lunes se cierra la Feria con la novillada picada

Perera abrió Puerta Grande en la 1ª de Feria en Valdemorillo |Foto: @InfoMAPerera

Perera abrió Puerta Grande en la 1ª de Feria en Valdemorillo |Foto: @InfoMAPerera

Sixto Naranjo | Director de 'El albero'Valdemorillo

Tiempo de lectura: 5'Actualizado 12:39

Día primaveral y un pueblo a reventar. Valdemorillo está consolidandose como atractivo inicio de la temporada taurina desde que el pasado año apostase por las figuras en su feria de San Blas y la Candelaria. Lejos quedan las imágenes del frío y los tendidos poblados de aficionados para convertirse en un reclamo para los públicos de aluvión, que en un día de sol invernal casi llenaron los tendidos del coso serrano.

Otra cuestión fue lo que ocurrió en el ruedo. La corrida de Montalvo el sábado defraudó por fondo y forma. Un encierro muy terciado en su primera mitad que casi en su totalidad dejó muestras de un nivel bajo de raza. Solo el encastado cuarto salvó la cara del hierro salmantino.

Y ante este encierro, un triunfador claro. Miguel Ángel Perera. El extremeño, sobrado de sitio y mando, cortó tres orejas para la estadística aunque a veces evidenció que el rodaje ante los públicos no ha hecho nada más que comenzar. Cayetano y Ginés Marín firmaron una tarde gris.

Abrió plaza y feria un animal de Montalvo de escasa entidad y trapío que se dejó mucho por ambos pitones. Miguel Ángel Perera tiró de oficio y técnica para sostener primero Ia feble embestida de su oponente y después, terminar de exprimirlo en la distancia corta. Estuvo hábil con la espada y paseó el primer trofeo de la tarde.

El cuarto tuvo más cuajo en sus hechuras. Toro encastado que respondió más y mejor al mando de Perera cuando le bajó la mano en redondo. Al natural el de Montalvo se remontaba más y por ello el extremeño tiró de recursos para apurar los viajes en las cercanías sin meterse mucho en el toreo fundamental por ese pitón zurdo. Un estoconazo algo trasero desató el delirio triunfalista y dio paso al doble trofeo para el torero y la vuelta al ruedo póstuma un tanto exagerada para el toro de Montalvo.

El primero del lote de Cayetano tuvo pobreza de todo. De seriedad en sus abecerradas hechuras y de comportamiento en su dócil descastamiento. El menor de los hermanos Rivera Ordóñez tiró de efectismos en una faena de escaso relieve artístico que no coronó con la espada hasta el tercer intento.

El quinto sacó buen fondo de nobleza. Cayetano, por su parte, firmó una faena funcionarial donde predominó más la cantidad que la calidad. Dejó una estocada contraria que necesitó de varios golpes de verduguillo.

El paupérrimo trapío del tercero se vio aún más disminuido por el escaso poder que desarrolló después de un volantin en los primeros tercios. La faena de Ginés Marín no cogió vuelo ante tan disminuido oponente.

Con el bruto y áspero sexto, hubo pocas opciones para el lucimiento pero a Ginés se le nota y no miente cuando no está a gusto con un toro como éste.

Ficha del festejo Valdemorillo (Madrid), sábado 4 de febrero de 2023. 1ª de Feria. Casi lleno.

Toros de Montalvo, de muy liviano trapío en sus desiguales hechuras, sobre todo los tres primeros. Conjunto bajo de casta y manejable en distintos grados. Destacó el encastado y móvil cuarto, premiado con la vuelta al ruedo.

Miguel Ángel Perera, oreja y dos orejas tras aviso

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Cayetano, silencio y silencio tras aviso

Ginés Marin, silencio y silencio

Y el domingo, mano a mano

Dos corridas y dos fiascos ganaderos en Valdemorillo. Si el sábado defraudó Montalvo, el domingo naufragó el hierro madrileño de José Vázquez. Toros cortados por el mismo patrón de la falta de casta desde su salida de chiqueros, sin fijeza en los engaños y barbeando tablas. Animales que después se movían sin clase, celo y entrega cuando los de luces les planteaban batalla.

Con semejante material, el triunfo de Juan Ortega no se entiende si no se pone por delante la indudable clase del sevillano y los fogonazos aislados de torería que dejó ante un público muy a favor de obra para que el torero saliese a hombros. Menos suerte tuvo un Diego Urdiales al que nunca se le vio cómodo con tan pobre lote.

No fue nada claro el de José Vázquez que abrió la tarde. Cantó su mansedumbre y falta de fijeza desde el saludo capotero de Urdiales. El riojano pareció fijarlo en el engaño en un inicio de faena poderoso y con sabor a torería. Un espejismo. El toro buscó el bulto y no hubo opciones para armar faena.

El primero del lote de Juan Ortega tuvo movilidad engañosa. Iba y venía, pero la entrega fue otro cantar. Gustó y mucho el quite con lances que comenzaban por verónicas y acababan en delantales gráciles y muñequeados. Armonía y naturalidad a partes iguales. Después, en la faena de muleta hubo poca comunión entre toro y torero.

El de José Vázquez no se empleó y tampoco es que el sevillano sea torero de mando, lo suyo es otra historia. Un feo bajonazo tumbó rápido al astado. Hubo una absurda petición de oreja que desembocó en una ovación desde el tercio.

La feble condición del tercero hizo que asomase el moquero verde desde el palco. Corrió turno Urdiales para lidiar el previsto en quinto lugar. Al natural duró dos tandas y media el toro. Se lo paso cerca el de Arnedo. Por la derecha la bobaliconería del toro tornó en genio y mal estilo. No lo vio el torero, con lógica. Mas no lo vio así una parte del público, que recriminó a Urdiales irse a por la espada de verdad. Lo avió de una estocada entera algo atravesada y un certero golpe de descabello. Los tendidos se dividieron en un conato de salida al tercio a saludar.

Tras el sopor de la primera mitad del festejo, el coso de La Candelaria desperezó con el cuarto, un torete de ínfimo trapío que manseó de lo lindo en los primeros tercios. Sin embargo, el de José Vazquez rompió a embestir con temple y buen son en la muleta de Ortega. Hubo compás, encaje y gusto en una primera tanda deliciosa que abrochó con un eterno cambio de mano. Se caía la cubierta de La Candelaria. Esa intensidad ya no se recobró después. Hubo alguna duda de toro, más remiso después de ese inicio de faena. Ortega lo intentaba a base de tragar. El final, abrochado por ayudados de rodillas rezumó sabor y torería añeja. Restó valor al trofeo paseado el pinchazo previo y el descabello posterior a la media estocada que dejó.

El sobrero que saltó en quinto lugar embistió de forma fea, como sus hechuras sin ritmo ni clase, Urdiales se empeñó en sacar agua de un pozo totalmente seco.

Ortega paseó un segundo trofeo en el sexto de la tarde para conquistar una generosa puerta grande. Este sexto, manso y sin clase, no permitía florituras. Pero el público que casi llenó el coso de La Candelaria quiso sacar al sevillano a hombros y lo consiguió tras una faena intermitente y, por momentos, algo enganchada.

Ficha del festejo Valdemorillo (Madrid), domingo 5 de febrero de 2023. Casi lleno.

Toros de José Vázquez, el quinto como sobrero tras devolverse el tercero y correrse turno. De escaso trapío, mansos, deslucidos y rajados. Solo el cuarto tuvo algunas embestidas potables por el pitón derecho.

Diego Urdiales, silencio, división y silencio

Juan Ortega, saludos, oreja y oreja.

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