El pueblo español que reclama Portugal desde hace más de cien años: lo califican de "injusticia" y denuncian coacción militar

Durante la Reconquista, la zona fue disputada entre cristianos y musulmanes, y tras la conquista cristiana, pasó a formar parte de los dominios de la Corona de Castilla.

Últimamente, esta disputa se ha reactivado

José Miguel Cruz

Barcelona - Publicado el - Actualizado

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Olivenza, una pequeña ciudad situada en la frontera entre España y Portugal, es un caso fascinante de disputas territoriales, identidades culturales y complejidades históricas. 

Su trayectoria está marcada por siglos de conflictos, tratados y cambios de soberanía, lo que la convierte en un punto de interés para historiadores y un símbolo de las tensiones entre dos naciones vecinas. 

Además de la disputa histórica, Olivenza es una villa preciosa pra disfrutar

Orígenes y Primeros Tiempos  

La historia de Olivenza se remonta a la Antigüedad, aunque su relevancia comienza a consolidarse en la Edad Media. 

Situada en la región de la actual Extremadura española, cerca del río Guadiana, Olivenza fue un asentamiento estratégico debido a su posición fronteriza

Durante la Reconquista, la zona fue disputada entre cristianos y musulmanes, y tras la conquista cristiana, pasó a formar parte de los dominios de la Corona de Castilla. Sin embargo, su proximidad a Portugal la convirtió en un punto de fricción entre los reinos ibéricos.

En 1297, el Tratado de Alcañices marcó un hito crucial en la historia de Olivenza. Este acuerdo, firmado entre Castilla y Portugal, definió gran parte de la frontera entre ambos reinos y otorgó Olivenza al Reino de Portugal. 

Durante los siglos siguientes, la ciudad se desarrolló bajo la influencia portuguesa, adoptando su idioma, costumbres y arquitectura.

La Orden del Temple y, posteriormente, la Orden de Avis desempeñaron un papel importante en su administración y fortificación, consolidando su identidad portuguesa.

Olivenza fue un asentamiento estratégico debido a su posición fronteriza.

La Guerra de Sucesión Española y el Cambio de Soberanía  

El destino de Olivenza cambió drásticamente a principios del siglo XVIII, durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1714)

Este conflicto, que involucró a las principales potencias europeas, tuvo repercusiones en la península ibérica. 

En 1709, las tropas españolas, apoyadas por los aliados borbónicos, ocuparon Olivenza, que hasta entonces había sido portuguesa. 

El Tratado de Utrecht (1713), que puso fin a la guerra, no abordó explícitamente el estatus de Olivenza, lo que permitió a España mantener el control de facto sobre la ciudad.

La ocupación española se consolidó en 1801 con el Tratado de Badajoz, firmado tras la breve Guerra de las Naranjas entre España y Portugal. 

Este tratado, impuesto por España y su aliada Francia, obligó a Portugal a ceder formalmente Olivenza y otros territorios cercanos a España. Desde entonces, Olivenza ha permanecido bajo soberanía española, pero este cambio marcó el inicio de una disputa que persiste hasta hoy.

Situación de Olivenza en la frontera de España con Portugal

Las Reclamaciones Portuguesas  

Las reclamaciones portuguesas sobre Olivenza se basan en argumentos históricos, legales y culturales.

En primer lugar, Portugal considera que la cesión de Olivenza en el Tratado de Badajoz fue ilegítima, ya que se realizó bajo coacción militar y en un contexto de desequilibrio de poder.

Además, el Congreso de Viena de 1815, que buscó restablecer el orden en Europa tras las guerras napoleónicas, incluyó una cláusula que instaba a España a devolver Olivenza a Portugal. 

El artículo 105 del Acta Final del Congreso establecía que las potencias firmantes debían mediar para resolver la disputa, pero España nunca cumplió con esta disposición, argumentando que el tratado no era vinculante.

Desde una perspectiva histórica, Portugal subraya que Olivenza fue parte de su territorio durante más de cinco siglos, desde el Tratado de Alcañices hasta 1801. 

Durante este período, la ciudad desarrolló una identidad cultural portuguesa, con el uso del idioma portugués, tradiciones locales y una arquitectura influenciada por el estilo manuelino.

Incluso hoy, algunos habitantes de Olivenza conservan apellidos portugueses y un sentido de conexión con la cultura lusa, aunque la castellanización ha sido predominante desde el siglo XIX.

Otro argumento portugués se centra en la naturaleza de la frontera entre España y Portugal. La frontera luso-española, una de las más antiguas de Europa, fue en gran parte estabilizada por el Tratado de Alcañices

La anexión de Olivenza por parte de España alteró este equilibrio histórico, lo que Portugal percibe como una injusticia. Además, la ciudad vecina de Juromenha, también cedida en 1801, refuerza el argumento de que España se aprovechó de un momento de debilidad portuguesa para expandir su territorio.

El destino de Olivenza cambió drásticamente a principios del siglo XVIII, durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1714).

La Situación Actual y la Identidad de Olivenza  

En la actualidad, Olivenza es una ciudad plenamente integrada en España, formando parte de la provincia de Badajoz, en la comunidad de Extremadura. 

Su población, de aproximadamente 12.000 habitantes, se identifica mayoritariamente como española, aunque la herencia portuguesa sigue siendo visible en monumentos como la Iglesia de Santa María Magdalena, de estilo manuelino, y en festividades locales. 

El español es el idioma predominante, pero el portugués se enseña en algunas escuelas y se promueve como parte del patrimonio cultural.

A nivel político, la disputa por Olivenza ha perdido intensidad, pero no ha desaparecido. Portugal no ha renunciado oficialmente a su reclamación, aunque el tema rara vez se aborda en las relaciones bilaterales, que son cordiales y están enmarcadas en la Unión Europea. 

En 2001, durante el bicentenario del Tratado de Badajoz, algunos sectores en Portugal renovaron el debate, pero sin resultados concretos. Por su parte, España considera que la soberanía sobre Olivenza es incuestionable, basándose en más de dos siglos de control efectivo y en la integración de la ciudad en su territorio.

En un mundo donde las fronteras son cada vez más fluidas dentro de la Unión Europea, el caso de Olivenza sigue siendo un recordatorio de cómo el pasado puede seguir moldeando el presente, incluso en las relaciones más amistosas entre naciones.