Miles de ovejas descienden de la montaña tras el verano de pastoreo
La llegada de la nieve y las bajas temperaturas obliga a los rebaños a regresar a zonas más bajas
Miles de ovejas descienden de la montaña tras el verano de pastoreo
Barcelona - Publicado el
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Después de los meses de verano en los prados de alta montaña, miles de ovejas comienzan el descenso hacia los valles. Cuando el aire se enfría y la nieve aparece en las cumbres, los rebaños, guiados por los pastores, abandonan las zonas estivales en busca de pastos más accesibles.
Durante el verano, los animales han aprovechado la frescura y abundancia de las pasturas alpinas, que ofrecen alimento de calidad. Sin embargo, esta etapa exige vigilancia constante, ya que una nevada temprana o un descenso brusco de temperaturas puede convertir la estancia en peligrosa.
Con los primeros signos de frío intenso —heladas nocturnas, hielo o nevadas leves— los pastores organizan la bajada. Esto supone desplazar cientos o miles de animales por caminos de montaña, una tarea que requiere organización, experiencia y conocimiento del terreno.
Otro factor decisivo es la disponibilidad de agua y alimento. Cuando la nieve cubre los cursos de agua y la hierba desaparece, la supervivencia se complica. Los prados del valle, más protegidos y con alimentación complementaria, se convierten en el destino natural del rebaño.
Este traslado no solo es fundamental para la salud de los animales, sino que también garantiza el equilibrio ecológico: evita la sobreexplotación de las pasturas de altura, permite que los ecosistemas se regeneren durante el invierno y contribuye a prevenir desequilibrios ambientales.
El trayecto, sin embargo, no siempre resulta sencillo. Los pastores deben superar pendientes escarpadas, condiciones meteorológicas adversas y la dificultad de guiar a tantos animales por senderos estrechos. Además, han de velar por la seguridad del rebaño frente a depredadores u obstáculos naturales.
Esta práctica ancestral simboliza el fin de una intensa temporada de pastoreo y refleja la estrecha relación entre las comunidades de montaña y la actividad ganadera. Cuando las ovejas descienden, se cierra un ciclo marcado por el ritmo de la naturaleza y la vida en la alta montaña.