El Ejército se moviliza en Cataluña para contener el avance de la peste porcina: ¿qué es esta enfermedad, de dónde viene y cómo te afecta?
No se oye, no se ve a simple vista, pero cuando entra en una explotación ganadera lo arrasa todo. La peste porcina se ha convertido en uno de los mayores quebraderos de cabeza para el campo, la industria cárnica y los consumidores.
el despliegue de esta unidad del ejército se ha realizado a petición de la Generalitat y asumirá las tareas de coordinación que le encargue el Govern para hacer frente a la expansión de la enfermedad.
Barcelona - Publicado el
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La Unidad Militar de Emergencias (UME) ha movilizado un equipo de reconocimiento para colaborar en las labores para contener y atajar el brote de peste porcina detectado en la sierra de Collserola. Este equipo pertenece al grupo de intervención en emergencias tecnológicas y medioambientales.
Según han explicado fuentes de la UME, el despliegue de esta unidad del ejército se ha realizado a petición de la Generalitat y asumirá las tareas de coordinación que le encargue el Govern para hacer frente a la expansión de la enfermedad.
Más efectivos este lunes
Este primer contingente ha sido destinado desde la base de Torrejón de Ardoz (Madrid). Además, el cuerpo ha previsto enviar más efectivos a Cataluña a lo largo de este lunes para reforzar el operativo sobre el terreno.
No se oye, no se ve a simple vista, pero cuando entra en una explotación ganadera lo arrasa todo.
La peste porcina: la amenaza invisible que pone en jaque a granjas, bolsillos y supermercados
No se oye, no se ve a simple vista, pero cuando entra en una explotación ganadera lo arrasa todo. La peste porcina se ha convertido en uno de los mayores quebraderos de cabeza para el campo, la industria cárnica y los consumidores. Una enfermedad que afecta de lleno a los cerdos, que no se transmite a las personas, pero que acaba teniendo consecuencias directas en la economía, el empleo y el precio de la carne que llega a nuestra mesa.
No se oye, no se ve a simple vista, pero cuando entra en una explotación ganadera lo arrasa todo. "
Un virus que ataca sin piedad a los cerdos
La peste porcina es una enfermedad muy grave que afecta únicamente a los cerdos domésticos y a los jabalíes. Cuando aparece en una granja, el impacto es inmediato y devastador: los animales enferman con rapidez, dejan de comer, presentan fiebre alta y, en la mayoría de los casos, mueren en pocos días. No existe una vacuna eficaz que la frene del todo, y ese es uno de sus grandes peligros.
La enfermedad no distingue entre pequeñas explotaciones familiares o grandes complejos industriales. En cuanto se detecta un solo caso, se activan protocolos muy estrictos: se sacrifican todos los animales de la granja afectada, se aíslan las zonas cercanas y se paralizan los movimientos de ganado para evitar que el virus siga extendiéndose como una mancha de aceite.
La enfermedad no distingue entre pequeñas explotaciones familiares o grandes complejos industriales.
¿Puede afectar a las personas?
Esta es una de las preguntas que más inquietan a la población. La respuesta es clara: la peste porcina no afecta a las personas como enfermedad. No se contagia a los humanos, ni por tocar animales enfermos ni por consumir carne que haya pasado los controles sanitarios habituales.
Aun así, su impacto en la vida de las personas es muy real. Cada brote supone pérdidas directas para los ganaderos, incertidumbre para los trabajadores del sector y preocupación entre los consumidores, que a menudo no saben si la carne es segura o si conviene dejar de comprarla. En este punto, las autoridades sanitarias insisten en que los productos que llegan al mercado cumplen todos los controles y no suponen ningún riesgo para la salud.
La enfermedad no distingue entre pequeñas explotaciones familiares o grandes complejos industriales.
El golpe directo al bolsillo de los ganaderos
Donde realmente se vive la peste porcina como una auténtica tragedia es en las granjas. Un brote puede significar la ruina para una familia entera. De un día para otro, cientos o miles de animales deben ser sacrificados, y durante semanas o incluso meses no se puede volver a producir en esa explotación.
Aunque existen ayudas y compensaciones, rara vez cubren todas las pérdidas. A esto se suma el impacto emocional: ver cómo todo el trabajo de años desaparece en cuestión de horas es un golpe durísimo para muchos ganaderos.
Un efecto dominó en toda la industria cárnica
La peste porcina no solo afecta a quien cría los animales. Detrás del cerdo hay un entramado enorme de mataderos, fábricas de embutidos, transportistas, veterinarios, empresas de pienso y comercios. Cuando la producción cae, toda esa cadena se resiente.
Los países afectados por brotes suelen sufrir restricciones para exportar carne al extranjero. Eso significa menos ventas, menos ingresos y más producto acumulado en el mercado interior. En ocasiones, también ocurre lo contrario: si un gran productor cae, otros países aumentan sus exportaciones y los precios suben por falta de oferta.
El precio de la carne, también en juego
Al consumidor le llega sobre todo una consecuencia clara: el precio. Cuando hay menos cerdos disponibles, la carne se encarece. Esto se nota especialmente en productos muy habituales en la dieta como el lomo, las costillas, el jamón o las salchichas.
No siempre es una subida inmediata, pero a medio plazo los brotes de peste porcina acaban dejando su huella en el ticket del supermercado. Y cuando los costes se disparan durante mucho tiempo, también se resienten bares, restaurantes y pequeñas carnicerías.
Los jabalíes, una amenaza silenciosa
Uno de los grandes problemas a la hora de frenar la peste porcina es la población de jabalíes. Estos animales, cada vez más presentes cerca de zonas urbanas y agrícolas, actúan como portadores del virus sin que nadie los controle.
Un jabalí infectado puede recorrer kilómetros y llevar la enfermedad de un territorio a otro sin que nadie lo detecte a tiempo. Por eso, la vigilancia del medio natural y el control de estas poblaciones se ha convertido en una pieza clave para evitar nuevos brotes.
La preocupación en un país clave para el cerdo
En un país como España, donde el sector porcino es uno de los pilares de la economía agraria, la peste porcina genera una inquietud constante. España es uno de los mayores productores y exportadores de carne de cerdo de todo el mundo, y cualquier amenaza sanitaria puede poner en riesgo miles de empleos.
Cada aviso de brote en otros países hace saltar todas las alarmas. Se refuerzan los controles en fronteras, en granjas, en transportes y en fábricas. El miedo no es solo perder animales, sino perder mercados enteros que costó décadas conquistar.
Una enfermedad animal con consecuencias humanas
Aunque no se cuele en nuestro cuerpo como otras enfermedades, la peste porcina sí entra de lleno en nuestra vida cotidiana. Afecta al trabajo de miles de familias, a la estabilidad de un sector clave del campo, al precio de los alimentos y a la tranquilidad de las zonas rurales.
Es un recordatorio de hasta qué punto todo está conectado: lo que ocurre en una granja puede acabar notándose en un bar, en una nómina o en el carrito de la compra. Por eso, aunque no la veamos, la peste porcina sigue siendo una de las mayores amenazas invisibles para la ganadería y la economía de muchos países.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.