La definición de España de una colaboradora de TV3: "Un país de pandereta y de vergüenza"
La programación de la cadena pública catalana se llena de tertulianos críticos con España por ser una Monarquía parlamentaria.

Cristina Fallarás en su intervención en la cadena pública catalana atacando a la Monarquía parlamentaria
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La colaboradora del programa de Tot és Mou de TV3, Cristina Fallarás recrudece sus ataques a la Monarquía desde su espacio en la televisión pública catalana. La tertuliana pasa de las críticas a los insultos y define al Rey emérito "como un mamarracho y ser un personaje siniestro. Criado en los pechos del dictador y que apoyaba sus asesinatos. Juan Carlos I aplaudía los asesinatos y fue a la medalla de Videla cuando no iba nadie y se mantenían los vuelos de la muerte", sostiene Fallarás, con el silencio y la complicidad ante el tamaño de las acusaciones, de la presentadora del espacio Helena García Melero.
Fallarás califica España "como un país tan de pandereta y de vergüenza porque a este señor no se le puede juzgar hasta pasado el año X", en referencia a la ley de inviolabilidad. La tertuliana ofrece a los espectadores de la cadena sus informaciones, sin aportar pruebas y asegura "que el Rey Felipe VI es otro personaje siniestro, que sabía perfectamente que su padre cazaba cabras salvajes, que tenía a Corinna al lado y que se estaba forrando".
Las intervenciones de Cristina Fallarás son una más, de una programación de la cadena pública catalana repleta de presentadores y colaboradores contrarios a la Monarquía parlamentaria y que trasladan a la audiencia que España es un país de pandereta. Toni Soler, Pilar Rahola, Jair Dominguez y la propia Fallarás son los rostros más conocidos de la audiencia que atacan sistemáticamente a la Casa Real y a lo que representa.
Entidades constitucionalistas han criticado el partidismo de TV3, una cadena pública pagada por todos los catalanes, con independencia de su ideología. Los tertulianos con argumentos favorables a la Monarquía son inexistentes para los espectadores de la televisión pública catalana, que solo escuchan a los contrarios.