Polideportivos y clubes de Barcelona toman medidas para contener el gasto creciente en gas y luz. La formula más sorprendente para economizar el coste está siendo bajar la temperatura del agua con la cual se llenan las piscinas. Es una opción drástica para frenar un incremento exponencial del gasto, de cara a un invierno que pone en peligro la viabilidad económica de muchas instalaciones.

En el Club Esportiu Meditarri, su gerente, Xavier Rodríguez, detalla el impacto que supone a nivel de cifras esta situación: "En una de nuestras instalaciones hemos reducido el 1% del consumo en gas y hemos pagado un 207% más; hemos pagado 117.000 euros respecto a los 40.000 que pagamos en 2021".

Mantener la temperatura en una pisicina de 25 metros ha pasado de costar un máximo de 10.000 euros a costar hasta 30.000. Un Real Decreto de 2013 fija la obligación para los clubes a situarla entre los 24 y 30 grados. Las diferentes entidades se buscan la vida para afrontarlo con el mínimo impacto posible, en el caso del Club Natació San Andreu se ha optado por una campaña solidaria para la colaboración económica de los socios, que en todo caso, no evitará cerrar el ejercicio en numeros negativos. Su presidente, Àngel Bernet dice que: "Podemos ir aguantando pero no demasiado tiempo, si el año que viene continuamos igual sumaríamos dos déficits negativos que nos ponen en una situación muy delicada".

La preocupación crece al mismo tiempo que el gasto, y todo parece indicar que solo estamos al primer capítulo del problema.