Los 31 recién graduados en fisioterapia que se encontraban confinados en un hotel Covid en Malta desde el 29 de junio llegaron ayer a Barcelona. Así, tras más de 15 días retenidos, el calvario por el que han pasado los 31 estudiantes de la Universitat Rovira i Virgili ha llegado a su fin.

Lo que prometía ser un viaje de fin de grado inolvidable se convirtió en un calvario para los 31 estudiantes que se vieron obligados a quedarse en Malta tras notificarse un positivo en el avión dónde habían viajado.

Este domingo, una vez superado el confinamiento, fueron recibidos en el aeropuerto de Barcelona por sus familiares, que denuncian que les han tenido retenidos en sus habitaciones sin ningún tipo de información.

Además de prohibirles salir, los estudiantes afirman que el gobierno maltés les ha dejado muy abandonados, porque no les daba la información que pedían ni la atención que merecían: “una compañera necesitaba un medicamento que toma habitualmente y no se lo querían facilitar”, cuenta Alba Lizán, una de las estudiantes retenida.

Por eso, el abogado de los 31 retenidos, Jacinto Vicente, ha presentado una denuncia por detención ilegal alegando que el gobierno maltés “se ha saltado el protocolo covid y la normativa europea”.

Los recién graduados en fisioterapia, dado que son personal sanitario, llegaron a Malta con la pauta de vacunación completa y una PCR negativa, pero aún así se han visto obligados por las autoridades a quedarse confinados.

No obstante, cuentan que su comportamiento ha sido ejemplar, a diferencia del de otros estudiantes retenidos procedentes de otros países. Alba asegura que uno de ellos “se quiso escapar del hotel saltando desde el segundo piso”.

La estudiante afirma que, dadas las circunstancias en las que se encontraban, a ellos también se les pasó por la cabeza, “pero sabíamos que no teníamos ninguna posibilidad”.

El confinamiento forzoso en Malta ha supuesto para los 31 estudiantes perder casi dos semanas de sus trabajos en España y los ingresos que eso conlleva. Además, los gastos de comida y cena durante su estancia en el hotel Covid también los tuvieron que pagar de su bolsillo.

Una vez superada la mala experiencia, los 31 estudiantes se encuentran ya en sus casas para empezar a disfrutar del verano. Aún así, después de todo lo sucedido, aseguran que no volverán a pisar Malta en mucho tiempo.