De Madrid a un pequeño pueblo de Valladolid: una pareja emprende en el corazón rural con su tienda-bar Rancho

Rocío y su pareja han dejado atrás Navalcarnero para abrir un pequeño establecimiento dentro del programa "Comercio Rural Mínimo"

Redacción COPE Valladolid

Valladolid - Publicado el

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 Dejar atrás la vida en Madrid para empezar una nueva etapa en un pueblo de poco más de 150 habitantes no es una decisión cualquiera. Rocío y su pareja no han hecho realidad en Lomoviejo, un pequeño municipio de la provincia de Valladolid, donde el pasado 26 de septiembre abrieron las puertas de su nuevo negocio Bar Rancho, una tienda-bar que ya se ha convertido en un punto de encuentro para los vecinos.   

Su proyecto forma parte del programa Comercio Rural Mínimo de la Diputación de Valladolid, una iniciativa que busca fomentar la apertura de tiendas locales en municipios de menos de 400 habitantes. Además de ofrecer nuevos servicios, el objetivo es claro: asentar población y revitalizar la vida rural. Actualmente, 16 establecimientos participan en el programa, con la meta de alcanzar los 21 en 2026.

Interior del bar

"Estamos muy contentos. La gente nos ha recibido fenomenal y siempre hay alguien dispuesto a ayudar", cuenta Rocío, satisfecha con la acogida que ha tenido su negocio. El programa les ayuda a afrontar gastos básicos como el alquiler, el agua o la luz, un apoyo fundamental en los primeros meses de actividad.

El local combina una pequeña tienda con productos de primera necesidad y un bar donde los vecinos se reúnen a diario. "Por las mañanas vienen a por su café, después de comer, sus copas... y los fines de semana hay mucho movimiento", explica Rocío. Aunque todavía residen en Medina del Campo, su intención es poder mudarse a Lomoviejo cuando encuentren vivienda.

El bar también cuenta con una pequeña tienda con alimentos de primera necesidad


La historia de Rocío y su pareja refleja el espíritu de este plan provincial, que no es otro que dar vida a los pueblos a través del emprendimiento. "El primer día que abrimos fue como una gran familia. Todos hablaban con todos, felices de tener de nuevo un sitio donde reunirse".

Con proyectos como el de Bar Rancho, Lomoviejo no solo recupera un servicio esencial, sino también un espacio de convivencia. Y Rocío lo tiene claro: "Queremos quedarnos, adaptarnos a la tranquilidad y dar lo mejor de nosotros".