Los padres son los primeros en detectar algunas señales de que su hijo tiene altas capacidades, pero hacer frente a esta situación es difícil porque hay muy poca información como le ocurrió a Beatriz, es madre de un niño de 13 años. Empezaron a notar que “era muy espabilado”. Fue una compañera que tenía un sobrino con altas capacidades quien le comentó que tenían algunas similitudes. Después fue el profesor de robótica quien les dijo que con seis años su hijo “hacía actividades de niños de 9”.

Fue en ese momento cuando se plantearon hablar con la tutora porque “como padres no teníamos ni idea al principio”. Les dieron “largas” en el centro escolar durante cuatro años y no fue hasta que pusieron una reclamación en inspección cuando les hicieron caso. “Desde los 6 años a los 10 ha sido ir librando batallas hasta conseguir que en el colegio entiendan cómo funciona y cómo ir trabajando con él”, nos ha contado Beatriz en Mediodía COPE.

Siguen aumentado los casos de superdotación

Madres como Beatriz quieren que haya más formación para los profesores y refuerzo porque muchas veces se ven “desbordados”. Además propone bajar los ratios en el aula para que puedan atender a los niños de una forma más personalizada porque los alumnos con altas capacidades necesitan que les motiven y les ofrezcan la oportunidad de investigar o desarrollar un tema. Ahora su hijo no tienen ninguna adaptación: “Si que es verdad que algunas veces se aburre un poco y en alguna clase le intentan dar alguna tarea diferente para que rompa la monotonía”, explica.

Uno de cada 10 alumnos posee altas capacidades y según el Ministerio de Educación solo el 4 por ciento son detectados en Castilla y León. Tanto las familias como los centros tienen que hacer frente a esta situación con muy poca información, lo que deja a un 95% de estudiantes sin identificar. La Asociación de Altas Capacidades de la Comunidad ya cuenta con 180 familias asociadas, el 80 por ciento de Valladolid, su presidente, Rubén Parra, nos ha contado en COPE que cada vez están creciendo de manera “exponencial” porque es un mundo que cada vez se conocen más las sospechas de los padres y llegan niños más pequeños.