¡Qué barato sale difamar y calumniar!

La Diócesis de Segovia y el Cabildo de la Catedral han cumplido con la labor de transparencia. Han publicado el resultado ofrecido por el independiente Órgano de Cumplimiento Normativo, tras las investigaciones sobre el Deán de la Catedral, D. Rafael de Arcos, por las acusaciones de un ex trabajador sobre una supuesta labor administrativa delictiva. En un comunicado se informa que no se han hallado conductas delictivas, ni infracciones graves ni personales por parte del Deán. El informe resolutivo destaca tanto el trato correcto a los trabajadores como la adecuada gestión de los fondos, así como la puesta en marcha de medidas para reforzar la transparencia. 

De esta manera, el informe final determina que no se han encontrado conductas de carácter delictivo ni infracciones graves en la gestión del Cabildo, ni en el proceder de sus responsables. Asimismo, se constata que el trato a los trabajadores ha sido siempre correcto, profesional y respetuoso. Además, queda evidenciado que todos los fondos revisados han sido debidamente contabilizados y destinados a fines propios de la Iglesia.

Este proceso ha estado dirigido por el Órgano de Cumplimiento Normativo, mecanismo independiente y autónomo diseñado para garantizar el cumplimiento de las normativas legales y éticas aplicables a todas las actividades de la institución.

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Y la pregunta que yo me hago es: ¿y ahora qué? Desde mediados de julio se ha puesto en tela de juicio el honor y el prestigio del Deán de la Catedral de Segovia. Una acusación muy grave que puso en movimiento a un órgano completamente independiente para investigar si lo que se había gritado a los cuatro vientos era cierto o, como finalmente ha terminado ocurriendo: FALSO. 

La reflexión a la que me lleva este caso, es que mentir, difamar y calumniar sale muy barato. Lo que en nuestro sabio refranero español se llama “tirar la piedra y esconder la mano”. 

Un ex trabajador de la Catedral, en lugar de ir por la vía legal, escoge la mediática. Un medio de comunicación de tirada nacional le compra el discurso y su versión. Se esparce la mentira, se demuestra que esa información es falsa y… ¿ahora no pasa nada? Pues no debería ser así.

Empezando por el ejercicio periodístico, intuyo que habrá una rectificación por parte de ese medio de comunicación que publicó en primicia esa información. Entiendo que, al igual que escucharon a la persona que les llegó con la denuncia pública contra el Deán, también se harán eco del comunicado del Cabildo de la Catedral y de la Diócesis de Segovia. Desgraciadamente para la honestidad de nuestra profesión, por lo que veo -más de 24 horas después desde que a los medios de comunicación nos llegó la nota de prensa- sigue sin aparecer en el portal digital la continuación de esta historia que ha acabado en nada.

Una acusación que, en lugar de hacerse por las vías correspondientes, se tiró por la calle del medio y lo sencillo. ¿Quizás por miedo a unas consecuencias legales sabiendo que lo que se estaba difundiendo no era cierto? ¿Quizás por ser lo fácil para atacar a la persona, al Deán? Sea como fuere, el daño está hecho y no se va a reparar.

Terminando con esto, invito a todo el que quiera a que consulte la página de la Catedral de Segovia. Allí te encontrarás un apartado llamado Canal Ético. Como en las empresas, la Catedral también tiene su compliance, que es lo que ha entrado en este caso para confirmar que no se ha cometido ninguna irregularidad. Y es que debes saber que, ante el escándalo público que se formó en su día, este órgano ejerció su labor ordenado por la Diócesis y el propio Cabildo en un ejercicio de transparencia. Pero yo te recomiendo —y esto vale para otras situaciones de nuestro día a día— que, si de verdad crees que se está cometiendo una injusticia o una ilegalidad, vayas por la vía habilitada y no atajes por la mediática.