Juventud, divino tesoro, decía Rubén Darío. Añadiría que es una joya que necesita cuidarse para que brille y no se ponga fea. Y más ahora, en estos tiempos en los que esa tecnología que tanto nos ayuda en muchas ocasiones, tanto nos perjudica en muchas otras. Niños ensimismados en la pantalla de un móvil, replicando la tendencia viral del momento. Jóvenes cuyos referentes son esos influencers, youtubers o gamers que, según ven al otro lado de la pantalla, ganan mucho dinero solo por jugar a videojuegos o hacerse fotos con el producto de turno.

Un idílico mundo virtual que engancha y que se vive como si de una burbuja se tratara, aunque a veces se rompa de la peor manera. Noticias como la agresión sexual en grupo a dos niñas de 12 años tras quedar con unos chicos que conocieron a través de una aplicación móvil nos ponen ante el espejo la realidad de la sociedad que nos rodea. Claro que podemos entrar en la sociedad virtual, pero con cabeza, por favor.

Aunque por las temperaturas que estamos teniendo estos días parezca otra cosa, queda aproximadamente un mes para que empiece el verano y, con él, las vacaciones escolares. Los peques lo están deseando, y las familias apuran la organización del tiempo de ocio. Precisamente de eso hablamos esta mañana con Carlos Monjas, responsable de la actividad de la Escuela Diocesana de Educación y Tiempo Libre.

Una escuela que lleva 35 años en marcha con una doble vertiente, la de formación de monitores (con títulos reconocidos por la Junta de Castilla y León) y la de asociación que oferta ocio para niños y jóvenes. EDETIL también sufrió las consecuencias de la pandemia y este año ha vuelto con más ganas que nunca, renovando incluso el equipo de trabajo y dirección. Tarea han tenido, volver a conseguir que el tren siga su marcha, como dice Carlos, es complicado, tanto por la labor administrativa como por la de reenganchar a todos aquellos que estaban antes.

La ilusión por retomar la actividad supera cualquier barrera, empezando por los cursos de monitor de ocio y tiempo libre ya impartidos, que reafirman la apuesta formativa de EDETIL y dan a las familias la tranquilidad de que sus hijos están a cargo de personas responsables y competentes.

Por delante, un verano con dos turnos de campamentos en la playa, en el albergue de Benquerencia (Lugo), en el que todo está a punto para que los chavales disfruten y aprendan a ser responsables. Pero también con talleres urbanos para facilitar la conciliación familiar en estos meses estivales. Y, cómo no, con la posibilidad de participar en el Camino de Santiago y la Peregrinación Europea de Jóvenes.

El tren de EDETIL siempre ha seguido en marcha, aunque ahora vuelve a trabajar a toda máquina para seguir ofreciendo, como siempre, alternativas de ocio de calidad.