PRÍNCIPE DE GALES, ELEGANCIA BRITÁNICA

De rancio abolengo y al más puro estilo ‘British’ luce el estampado Príncipe de Gales, cuyo origen se remonta al siglo XIX de la mano de los grandes terratenientes escoceses, esa misma élite que había popularizado el golf, necesitaba un motivo distintivo para vestir a sus trabajadores, que fuera diferente del Tartan reservado únicamente para los clanes destacados. La alta sociedad escocesa se organizaba en clanes y cada clan se distinguía por un motivo determinado, estos estampados no tenían otra función que la de identificar y diferenciar a las familias entre sí.

Al parecer, la condesa de Seafield fue la primera en utilizarlo para vestir a sus guardas del coto. Sin embargo, fue Eduardo VIII el ‘Arbiter Elegantiarum’ británico por excelencia, quien catapultó a la fama este característico ‘print’ convirtiéndose de inmediato en una de sus archiconocidas señas de identidad. Eduardo VIII adoptó en sociedad la idea de su abuelo Eduardo VII, que lo utilizaba cuando iba a cazar a Escocia o para realizar actividades deportivas, pues este dibujo formado por cuadros con un entramado de mil rayas combinado con otros cuadros más pequeños en pata de gallo era el distintivo del clan escocés Upquhart. Así, Eduardo VIII, que poseía un don especial para crear nuevos estilismos y convertirlos en tendencia, fue el primer miembro de la realeza en atreverse a utilizar estos cuadros en un traje, confeccionado a medida por su sastre, para un evento especial ante el asombro de propios y ajenos, causando un gran revuelo entre los aristócratas que rápidamente decidieron imitarlo.

Antes de que Eduardo VIII accediera al trono, aunque nunca fue coronado, ostentaba entre otros muchos el título de Príncipe de Gales, aunque la tela ya existía como tal, fue el duque de Windsor quien la popularizó, pues era considerado todo un referente de estilo. Así, el estampado en cuestión comenzó a llamarse Príncipe de Gales.

Apasionado de la moda y con un excelente sentido del gusto, el príncipe de Gales cuidaba de manera obsesiva los detalles más insignificantes de su vestimenta, nunca dejaba nada a la improvisación. Incluso diseñó su propio cuello de camisa, denominado Windsor o Full Cutway, para el que además inventó un nudo de corbata más grueso, ya que el cuello Windsor era muy abierto hacia los lados y el nudo tradicional no encajaba con el cuello de la camisa.

Numerosas fueron sus aportaciones al mundo de la moda, las chaquetas cruzadas, los trajes de raya diplomática, los calcetines de colores y llamativos estampados o los famosos jerséis “Shetland” de lana gruesa de distintos colores, haciendo un guiño a Escocia, más concretamente a la pequeña isla de Fair, así como la tendencia casual de vestir un blazer cruzado en azul marino o gris oscuro conjuntado con un pantalón sport de distinto tejido y color. Convirtiendo en clásicos sus estilismos, rompiendo todas las normas de protocolo y ‘Dress code’ impuestas, Eduardo VIII fue el inventor de ese look “Sartorial” elegante y distinguido que todavía hoy inspira a diseñadores y creadores de moda.

SILVIA RODRÍGUEZ, COLABORADORA DE COPE BIERZO

Silvia Rodríguez es colaboradora de COPE Bierzo desde el 24 de junio de 2019. La podréis leer y escuchar los lunes en la sección de opinión bajo el título ‘Silvia en COPE Bierzo’ y los fines de semana ‘Con otra perspectiva’. Todo ello en Cope.es/Bierzo.

Es licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Salamanca, decidió estudiar esta carrera porque le apasiona la lengua y especialmente la literatura. Además, le encanta leer, escribir y escuchar buena música. Es feliz trabajando en equipo y entiende “que estamos aquí para ayudar y hacer felices a los demás”.

Además, es socia fundadora del Banco de Alimentos del Sil y colabora con esta ONG que realiza una gran labor en nuestra comarca. Enamorada de su profesión, la enseñanza. Es profesora de inglés, lengua y literatura en la Academia Corcal.

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Se define como una persona vital, alegre, optimista y sobre todo con gran sentido del humor. Además, ha realizado el prólogo del libro ‘Chuma. El Valle del Silencio’ del andaluz Miguel Velasco Nevado.