“EL ESPECTRO DE VALDEHITA”

Cae la noche cuando el arriero se adentra a lomos de su cabalgadura en la espesura del bosque, ese que debe atravesar para llegar a su próximo destino. Resuenan todavía en su cabeza los ecos de las conversaciones de la taberna en la que acaba de degustar una frugal colación con el fin de recuperar sus maltrechas fuerzas para emprender nuevamente el camino. Leyendas que relatan la cruenta batalla librada en esos lares por el dominio de las tierras del Señorío de los Valcarce, que cada noche recrean las ánimas en la ladera donde se erige la fortaleza que antaño fuera un castillo, ahora convertido en ruinas, devorado por la maleza y el olvido. Castaños, hayas, robles y abedules tienden sus descarnados brazos en señal de bienvenida a nuestro protagonista, que no puede menos que esbozar una leve sonrisa al recordar aquellas historias. Al punto, un rayo de luna ilumina brevemente la horrenda figura del castillo de Balboa que adquiere una forma siniestra bañado ahora por la luna. El ulular lejano de la lechuza o el sonido lastimero del viento acompañan al carretero en su lento caminar, dejando atrás la maraña de ramas que abofetean con saña su rostro, como si de un enemigo invisible se tratara, luchando infructuosamente por zafarse del mismo. Entonces, el sonido de una corneta rompe el silencio atronador de la fría noche, trote enfurecido de caballos sacuden las crines y relinchan nerviosos en el campo de batalla guiados por espectros que lucen blasones y estandartes, aguardan impacientes la señal. Un sudor frío atenaza al viajero que paralizado por el miedo intenta en vano ahogar en su garganta un grito de terror ante el jinete que desfila errabundo a lomos de un caballo negro ricamente enjaezado portando un llamativo estandarte. La sangre se agolpa en su cabeza, el zumbido de sus oídos le hace perder el equilibrio hasta caer desmayada presa del pánico, rendido a la peor de sus suertes…

El sol caldea la habitación en la que se despierta nuestro carretero, aturdido, febril, tembloroso, con las manos crispadas, apenas musita una serie de palabras ininteligibles, mientras recorre con la mirada perdida la estancia, ante el gesto de estupefacción del posadero que sacudiéndolo suavemente por los hombros intenta atraer su atención. Al parecer inconsciente y lleno de magulladuras, su caballo le había conducido a la posada, cruzando el bosque en una temible noche de lobos.

Aliviado el caminante trata de incorporarse en el lecho, dispuesto a reírse de sus temores, creyendo ser víctima de una horrible pesadilla, cuando sus ojos se posan sobre la mesilla de noche en la que descansa junto a la palmatoria un trozo de tela descolorida, mugrienta, hecha jirones, cuya sola visión le espanta, al instante la lividez se adueña de su semblante, reconociendo en aquel trapo el estandarte del Señorío de Valdehita que portaba aquel jinete fantasmagórico a lomos de un caballo negro.

SILVIA RODRÍGUEZ, COLABORADORA DE COPE BIERZO

Silvia Rodríguez es colaboradora de COPE Bierzo desde el 24 de junio de 2019. La podréis leer y escuchar los lunes en la sección de opinión bajo el título ‘Silvia en COPE Bierzo’ y los fines de semana ‘Con otra perspectiva’ en Cope.es/Bierzo.

Es licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Salamanca, decidió estudiar esta carrera porque le apasiona la lengua y especialmente la literatura. Además, le encanta leer, escribir y escuchar buena música. Es feliz trabajando en equipo y entiende “que estamos aquí para ayudar y hacer felices a los demás”.

Además, es socia fundadora del Banco de Alimentos del Sil y colabora con esta ONG que realiza una gran labor en nuestra comarca. Enamorada de su profesión, la enseñanza. Es profesora de inglés, lengua y literatura en la Academia Corcal.

Se define como una persona vital, alegre, optimista y sobre todo con gran sentido del humor. Además, ha realizado el prólogo del libro ‘Chuma. El Valle del Silencio’ del andaluz Miguel Velasco Nevado.

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