La salud mental es un grave problema de nuestra sociedad, del que afortunadamente cada vez conocemos más y estamos más concienciados para normalizarlo, diagnosticarlo y tratarlo. Pero todavía falta mucho camino por recorrer, porque estas dos palabras: "Salud Mental", siguen acabando con la vida de muchas personas, y los pacientes se siguen enfrentando a muchas trabas para tratarse.

Los burgaleses que sufren trastornos alimentarios como la anorexia, la bulimia o la vigorexia... no cuentan con un centro de día donde poder ser tratados en Burgos. Se tienen que desplazar hasta Madrid para poder curarse.

La historia de Clara Seoane

Aquí empieza la historia de Clara Seoane. Esta burgalesa tiene 26 años y con 19 fue diagnosticada de un trastorno alimentario. Ha recordado en COPE cómo fueron los inicios con la enfermedad. "Aunque yo estaba estudiando en Madrid, mi ciudad natal es Burgos y cuando pedí ayuda fue aquí en Burgos. Debido a los pocos recursos y que no había un tratamiento adecuado, me recomendaron un centro de referencia en Madrid", cuenta esta joven.

Este es el primer golpe al que se siguen enfrentando quienes sufren estas enfermedades. La falta de un tratamiento en su ciudad, con la inconveniencias de tiempo y dinero que esto supone.

Su propia experiencia le fue inspiradora a Clara. Ella estudiaba ADE y cuando se planteó el tema de su Trabajo de Fin de Grado, no tuvo ninguna duda: "abrir un centro para que la gente que realmente sufre esta enfermedad, se pueda tratar en su ciudad", apunta. Le llama la atención que Burgos, una ciudad tan potente, no tenga un centro para dar un tratamiento a estas enfermedades, que cada vez van aumentando.

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Un importante incremento tras la pandemia

Clara Seoane se ha lanzado a promover un centro de día en Burgos. Quiere que nadie vuelva a pasar por lo mismo que tuvo que sufrir ella. Y es que se estima que los trastornos alimentarios aumentaron un 40% a raíz de la pandemia. El perfil, cada vez más jóvenes. "Vivimos en una sociedad que va más rápido, se autoexige más... luego están las redes sociales, creo que no es algo que ayude. Es verdad que es una enfermedad que puede afectar a cualquier edad, pero ahora son los jóvenes, los niños, las niñas... prácticamente nacen con el móvil. Todo lo que se expone en redes sociales es difícil ponerle límites", explica Seoane.

Los más conocidos son la anorexia, la bulimia o la vigorexia. Pero, existen otros como el trastorno por atracón, el trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos; a los que se les ha dado nombre en los últimos años.

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En este proyecto, como presidenta de la Asociación de Trastornos Alimentarios de Burgos, que cuenta con un mes de vida, ha descubierto el lado más solidario de los bugaleses. Ha recibido el apoyo de particulares, negocios locales de la ciudad, y grandes empresas. Las administraciones también le han mostrado su intención de apoyar, pero esto va más lento. Sin embago son imprescindibles para que Clara Seoane pueda empezar con su proyecto de vida. Que los pacientes con trastornos alimentarios se puedan tratar aquí, en Burgos.