Las dificultades de las personas mayores para acceder a los servicios bancarios en modo digital están siendo objeto de debate últimamente. El problema es que, como consecuencia del proceso de digitalización de los servicios financieros, las personas mayores, en ocasiones poco familiarizadas con el uso de las nuevas tecnologías, tienen dificultades para acceder a productos o servicios bancarios.

Entenderse con un cajero automático, la firma digital, hablar con un contestador o incluso pagar con tarjeta puede ser un problema para muchas personas mayores, que día a día no saben cómo enfrentarse a las nuevas tecnologías y que lejos de móviles, ordenadores o tabletas, ellos solo conciben el típico “papel y boli”.

Ramón Munera presidente de la Unión Democrática de Pensionistas, ha contado en Cope Albcate las dificultades a las que estas personas mayores se enfrentan cada día con las nuevas tecnologías, que van desde apagar el teléfono móvil hasta otras operaciones más complejas. Munera hacía la siguiente reflexión: “si hay personas que no saben apagar el móvil... ¿cómo van a saber gestionar sus operaciones de forma online?”.

“En el medio rural los bancos han sido una escuela para todos. Ellos nos asesoraban y nos decían lo que teníamos que hacer con todo. Ahora los procesos informáticos abocan a la sociedad al fracaso” señala Ramón.

Incluso se atrevía a hacer la siguiente propuesta, llevar los cajeros a los ayuntamientos: “mi propuesta es que se pongan cajeros automáticos en los ayuntamientos, para que no estafen, ni engañen a las personas mayores y que haya alguien encargado de ayudarles siempre en estos lugares”.

El miedo a tener que facilitar datos personales o la dificultad que creen presentar para recordar contraseñas son dos de los principales obstáculos que frenan a los adultos mayores a la hora de digitalizarse y comenzar a hacer gestiones online desde un dispositivo.

Es indudable que las relaciones de las entidades bancarias o de la administración con las personas mayores han cambiado por culpa de las nuevas tecnologías.

No todas las entidades obran de igual manera

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La situación cambia si hablamos de entidades como Globalcaja que siempre están de la mano de las personas. Lo demuestran sus más 300 oficinas, de las cuales 120 están en localidades de menos de 1.000 habitantes, en el ámbito rural, apostando siempre por el trato humano y cercano incluso en las zonas más despobladas.

Desarrollan una banca personal y cercana. De personas para personas. A través de su extensa red de oficinas, garantizan y acercan los servicios bancarios a todo el territorio, favoreciendo la inclusión financiera.

Javier Gascón es el director de zona de Globalcaja en Albacete, su lugar de origen. Para él, la cercanía es una forma de ser y está convencido de que “la tecnología tiene que estar al servicio de las personas y así es como lo hace Globalcaja, por eso hablamos de banca de personas, para personas".

“Nosotros creemos que la tecnología se tiene que hacer compatible con la atención personal. Estamos totalmente convencidos de que si una persona tiene acceso a internet es muy útil que lo use, pero si por el contrario, por sus circunstancias no cuenta con acceso a internet, le atendemos a la ´antigua usanza´ y estamos encantados de enseñarles si quieres aprender, pero si quieren tener ese servicio habitual, lo va a encontrar en Globalcaja” remarca Gascón.

En Globalcaja la última tecnología va de la mano con los servicios tradicionales. Y precisamente, es este combo lo que aporta un gran valor diferencial sobre otras entidades financieras.