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La trazabilidad se garantizará a través de la tecnología Blockchain en la futura ley de la viña y el vino

Una buena ley es la que mejor defiende el producto, dándole valor añadido, para que el productor pueda vivir

De la veintena de propuestas planteadas por ASAJA, ninguna ha sido aceptada

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COPEMc BenítezAlbacete

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 21:15

Un texto que se derivará al Consejo Consultivo para su dictamen y retornará de nuevo para el asentimiento final del texto, un último paso para su remisión a las Cortes regionales para que sea aprobada definitivamente, algo que se espera en este mismo periodo de sesiones, antes de finalizar el verano.

Establecerá la obligatoriedad de las figuras de calidad

Denominaciones de origen e indicaciones geográficas protegidas, deberán contar con un órgano de gestión reconocido por la Consejería o las novedades en los etiquetados.

Se crea el nuevo concepto de ‘Vinos de Finca’, para que las bodegas que ya cuenten con una denominación puedan añadir una adicional, para diferenciar sus productos por encontrarse en un paraje o municipio concreto, sin renunciar a la propia denominación a la que pertenecen.

En cuanto a la promoción, todos los fondos se destinarán al vino embotellado vinculado a alguna de las nuevas denominaciones y la indicación geográfica protegida en vino existentes.

Registro con tecnología Blockchain

Con la nueva Ley, asegura el consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo se garantizará la absoluta trazabilidad del vino en toda cadena vitivinícola, destacando que seremos la Comunidad Autónoma con más trazabilidad. Para ello, se van a digitalizar todos los registros o los libros de bodega y se contará con la tecnológica blockchain para la relación del viticultor con la bodega, con el propio consumidor o para relacionarse con la administración, a través de un código QR. Éste es un proyecto que, con dos millones de euros de presupuesto, ya está en marcha y se espera esté en funcionamiento en el año 2024.

En la nueva Ley de la Viña y el Vino de Castilla-La Mancha, se incluye la autorregulación del sector, la diversificación de las producciones y la necesidad de lograr acuerdos de campaña. Así se impulsa la interprofesional regional del vino en colaboración con el sector y la creación de un Comité Regional Vitivinícola, que será el foro de interlocución entre el sector y la administración.

El sector cree que es mejorable

El sistema de registro bajo la tecnología blockchain, es una petición del sector vitivinícola de ASAJA, asegura Juan Miguel Cebrián de la sectorial del vino de la organización agraria, para evitar fraude, además de garantizar la trazabilidad. Esta tecnología que es inalterable, imposible de modificar, también facilitará el uso de los grandes libros de registro de los productores, y las relaciones con la administración, en un registro único.

Este nuevo sistema es bien recibido en principio, aunque expectantes por el modo de aplicación

Cebrián insiste en que poco o nada más se ha incluido en la Ley prevista, en relación a las anteriores regulaciones. Desde ASAJA se han planteado unas 20 modificaciones, pero ninguna de ellas ha sido tenida en cuenta.

Los rendimientos por hectárea para las D.O, está fijada en 20.000 kg, como máximo, por lo que el excedente debería ir a destilación para alcohol para uso de combustible, asegura Juan Miguel Cebrián, que añade que, no se debería permitir lo que está ocurriendo en Ciudad Real, donde con pozos ilegales se riegan viñas consiguiendo rendimientos de 40.000 Kg por hectárea, hundiendo los precios del producto, y haciendo un gran daño al sector, asegura Juan Miguel Cebrián, que también preside la D.O Manchuela.

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Para José Rodríguez de Vera, productor, y enólogo perteneciente a una nueva generación de esta disciplina, este texto legal es mejorable, ya que no se abordan cuestiones importantes para el sector y la imagen del mismo, o el bajo precio de la uva.

Considera que en un territorio tan extenso como es nuestra región, se deberían potenciar más las figuras de calidad diferenciada, puesto que tenemos un buen producto, en general, pero son los vinos más baratos del mundo.

En cuanto a la trazabilidad, ve bien el sistema Blockchain si facilita los trámites que actualmente se tienen que hacer con la administración regional y nacional, evitando papeleo y el manejo de los grandes libros de bodega, pero añade, que eso no supone un valor para el consumidor. Es necesario la diferenciación en una región tan extensa como es Castilla La Mancha, con Denominaciones de Origen en amplios territorios, y cuantas más figuras que distingan por calidad mejor.

Según criterio de José Rodríguez de Vera, las variedades se deberían restringir por su adaptación al territorio, y no permitir variedades como el Albariño, que tanto se está plantando en los últimos años. Huir de modas, y ceñirnos a la variedad que mejor esté adaptada al terreno, dándole una personalidad definida, que es lo que no tienen las Denominaciones de Origen actuales, y defenderlo a capa y espada.

Juan Miguel Tolosa, miembro de una familia de productores y bodegueros ve también con buenos ojos, en principio, el sistema que actualmente está en desarrollo para la aplicación de la tecnología Blockchain, si con ello se reduce el papeleo que actualmente conlleva, y para el que antes bastaba con un empleado, y ahora para gestionar una finca de viñedo y una bodega se necesitan seis, por los trámites administrativos que se tienen que hacer.

No es partidario de las subvenciones que todo lo condicionan y lo que quiere, como otros muchos agricultores es producir con la mayor calidad, y poder vivir bien de su trabajo.

La viña, asegura Juan Miguel Tolosa, mantiene el medio rural, pero no se está produciendo un relevo generacional, y si sales al campo a los únicos que encuentras son a los jubilados. Los jóvenes no se inclinan por la actividad por las dificultades que encuentran y en menos de una década las tierras serán de grandes empresas o multinacionales.

Los vinos de Valdepeñas, La Mancha y Manchuela son los más baratos del mundo, reitera este bodeguero de Casas Ibáñez, con las prácticas que las grandes empresas realizan imponiendo precios que en muchos casos están por debajo de los costes de producción.

Una buena ley, para Juan Miguel Tolosa, es la que mejor defiende al producto, dándole valor añadido, para que el productor pueda vivir.


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