El pueblo de Cantabria entre los más bonitos para National Geographic por sus balcones: no es Comillas

Este municipio de poco más de 2.000 habitantes conserva un centro histórico bellísimo, declarado conjunto de interés histórico-artístico nacional en 1978

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Liérganes, Cantabria

José Manuel Nieto

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En el corazón de Cantabria, Liérganes ha conseguido algo que ni siquiera Comillas, uno de los referentes turísticos de la región, ha logrado este año: figurar entre los pueblos más bonitos de España según National Geographic. El motivo que ha llevado a la prestigiosa publicación a destacar esta localidad no ha sido únicamente su riqueza monumental, sino un detalle aparentemente menor que en Liérganes alcanza una belleza excepcional: sus balcones.

Este municipio de poco más de 2.000 habitantes, enclavado en el valle del Miera, conserva uno de los centros históricos mejor preservados del norte de España, declarado Conjunto de Interés Histórico-Artístico Nacional en 1978. Sus casas montañesas de piedra, con aleros tallados, columnas de madera y balcones rebosantes de flores, ofrecen una postal viva de la arquitectura tradicional cántabra. Y son precisamente estos balcones, convertidos por los vecinos en pequeños jardines colgantes, los que han conquistado a los redactores de Viajes National Geographic.

Entre leyendas y balnearios

Pasear por Liérganes es hacerlo entre leyendas, historia y una arquitectura de excepción. Su estampa más icónica, el Puente Mayor, de principios del siglo XVII, se funde con el antiguo molino que hoy alberga el Centro de Interpretación del Hombre Pez, una de las historias más fascinantes del folclore español. La leyenda de Francisco de la Vega, el joven pelirrojo que desapareció en el río y fue hallado años después en Cádiz sin habla pero con una sola palabra en la boca —“Liérganes”—, sigue muy presente en la identidad local, e incluso da lugar a una festividad anual durante la noche de San Juan.

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Escultura en homenaje al Hombre Pez en Liérganes, Cantabria

La historia de este pueblo está ligada también a los inicios de la industria metalúrgica en España. En el cercano museo de La Cavada, situado en las antiguas instalaciones de la Real Fábrica de Artillería, se recuerda cómo aquí se fundieron los primeros cañones para la Armada española. Pero Liérganes supo reinventarse cuando esta etapa terminó. Las aguas sulfurosas de la Fuente Santa, reconocidas como de utilidad pública desde 1869, impulsaron un turismo termal que trajo consigo hoteles, cafés y un tren que aún hoy une este rincón con el resto de la región.

El balneario de la Fuensanta, con casi 150 años de historia, sigue siendo uno de los pilares de la economía local y atrae a visitantes que buscan bienestar, naturaleza y tranquilidad.

Un tesoro

Lo que distingue a Liérganes no es solo lo que se ve, sino cómo se vive. El mimo con el que los vecinos cuidan sus balcones refleja una conciencia patrimonial que se respira en cada esquina. Aquí las fachadas nobles renacentistas y barrocas conviven con palacetes indianos y espacios tan singulares como la plaza del Marqués de Valdecilla, donde se levanta la Casa de los Cañones, testigo del pasado militar de la villa.

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Liérganes, Cantabria

La espiritualidad también tiene su hueco en esta localidad, en especial en la iglesia de San Pedro ad Vincula, situada junto al cementerio. Este templo del siglo XVII, construido sobre una base románica, solo abre los domingos, pero su singular bóveda y sus columnas renacentistas justifican la espera.

Liérganes no es solo uno de los pueblos más bonitos de Cantabria; es un símbolo de cómo la tradición, la leyenda y el patrimonio pueden conjugarse con el presente sin perder su esencia. Y si aún necesitas otro motivo para visitarlo, prueba sus famosos churros con chocolate, considerados por muchos los mejores de la región.