Trabajadores del centro de menores Tabares denuncian que algunos de los migrantes internos son adultos: “No es lo mismo la agresión de un niño que la de un hombre”

El personal del centro alerta sobre fallos en la identificación de edad cuando llegan en cayuco, lo que genera riesgos para los menores reales

Lucia Hernández Peraza

Tenerife - Publicado el

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Tanto los trabajadores del Centro de Menores de La Montañeta, en Gran Canaria, como el de Valle-Tabares, en Tenerife, se han concentrado este verano en diversas ocasiones frente a instituciones públicas para exigir mejoras en su puesto de trabajo: señalaban la falta de personal de seguridad y la dejadez de las infraestructuras. Ahora a estas denuncias añaden una situación muy compleja. En el Valle-Tabares, por ejemplo, un tercio de los 90 menores infractores son menores migrantes. La cuestión está en que los trabajadores señalan que las edades con las que se ha identificado a estas personas, llegadas en cayuco a Canarias, no se corresponden con la realidad.

Menores con chicos de 25 o 30 años que supuestamente tienen 16"

María José Suárez

Trabajadora social y miembro del comité de empresa

María José Suárez es trabajadora social en el centro y miembro del comité de empresa. Explica que  muchos de ellos aparentan 30 o 40 años, por lo que evidentemente no deberían estar en un centro de este tipo: "Si un chico de 25 años dice que tiene 17, pues nos lo creemos y lo tratamos como un menor. ¿Y qué pasa cuando cometen el delito? Pues cuando nos llegan a nosotros, nos encontramos con la dificultad de menores nacionales documentados o inmigrantes documentados que tienen la edad real, con chicos de 25 o 30 años que supuestamente tienen una edad de 16".

EFE / Elvira Urquijo

Los trabajadores denuncian errores en el proceso de identificación

no hay ayuda para estos adultos

Los profesionales no tienen las herramientas ni la seguridad requerida para atenderles. Tampoco el proceso de reinserción es el mismo. "Mientras nosotros estamos enseñando los valores básicos, el poder con vivir y promover un cambio para que los chicos cuando salgan no vuelvan a reincidir, los otros están pensando en otra cosa pero porque va con su edad". A un menor se le puede aconsejar que retome los estudios para un futuro mejor, pero según la trabajadora social, los adultos están pensando en trabajar, ganar dinero y otro tipo de cosas.

Al final las agresiones verbales y físicas como los insultos son diarios y no pasa nada, les sale prácticamente gratis" 

María José Suárez

Trabajadora social y miembro del comité de empresa

Piden que se les reconozca como figuras de autoridad, para que las agresiones al personal no sean “tan baratas”, incluso cuando son recibidas por parte de estos adultos. "Lamentablemente tienen dificultades a la hora de atender a la norma. No atienen la norma social, pues muchísimo menos a la norma que le imponemos nosotros. Al final las agresiones verbales y físicas como los insultos son diarios. Y no pasa nada, les sale prácticamente gratis". 

Sobre todo, cuando son mujeres profesionales. Reivindican que no son respetadas en su puesto de trabajo por el choque de culturas.  "Ellos no entienden por cultura la autoridad que tiene la mujer, cuando la mayoría del personal trabajador de la fundación es femenino. No es lo mismo una agresión de un niño que una agresión de un hombre, entonces claro, ahí por eso nosotros reivindicamos que nos puedan reconocer como figura autoridad", denuncia María José.